Un golpe de estado reemplazó una dictadura por otra en el genérico país latinoamericano de Corto Maltese, disparando la necesidad de Amanda Waller (Viola Davis) de destruir un misterioso edificio donde supuestamente se llevan a cabo experimentos que no deberían caer en las manos de esta nueva dictadura anti estadounidense.
Completamente clandestina y con escasas probabilidades de éxito, es la clase de tareas habitualmente reservadas para El Escuadrón Suicida, el grupo compuesto por criminales extremadamente peligrosos que aceptan participar de estas misiones a cambio de una reducción en sus condenas.
El desembarco del grupo liderado por el coronel Rick Flag (Joel Kinnaman) sale tal como Waller esperaba, pero termina con él y Harley Quinn (Margot Robbie) desaparecidos en acción y a merced de lo que pueda lograr un segundo equipo comandado por Bloodsport (Idris Elba) para terminar con la misión y rescatarlos, especialmente a Flag, el único miembro en El Escuadrón Suicida que está allí por elección propia y por lo tanto con algo de valor para Weller.
El Escuadrón Suicida contra la ensalada de latinos
Ante la pregunta esperada de si El Escuadrón Suicida de James Gunn (Super, Guardianes de la Galaxia) es un reboot o una secuela de la película de David Ayer, la respuesta es: Si.
Todo sugiere que los eventos de la película anterior sucedieron en el pasado, pero son irrelevantes y vuelve a explicar todo lo que hace falta para entender los conceptos básicos sobre la Fuerza Especial X, informalmente conocida como El Escuadrón Suicida. Y los pocos personajes que regresan a la pantalla lo hacen en roles periféricos, dejando el centro de la historia a todo un nuevo repertorio de criminales forzados a trabajar para el gobierno estadounidense en esas misiones que necesitan poder negar que existen. En este caso, para sabotear al dictador que no les gusta y que acaba de derrocar al dictador que les gustaba, al punto de que lo apoyaron durante décadas. Y ese es solo uno de los estereotipos de latinos que viven en Corto Maltese, donde cada uno habla castellano con una tonada diferente pero todos hablan inglés con fluidez.
La trama de El Escuadrón Suicida está planteada con una lógica episódica compuesta de segmentos semi autoconclusivos que se van enganchando camino a la gran batalla final, un camino donde además de generar un vínculo entre ellos van descubriendo que no todo es como Weller les informó antes de enviarlos a Corto Maltese.
Varios de estos pasos intermedios no son necesarios para avanzar la historia central, pero sirven para presentar y desarrollar a este grupo de personajes que aunque salen de los cómics son desconocidos para la gran mayoría del público. Ese es probablemente el mayor punto endeble de El Escuadrón Suicida, que en esos desvíos se estira un poco más de lo que realmente necesita, al punto de que podrían eliminarse varias escenas completas (incluso el arco completo de Harley Quinn) sin que se note una diferencia importante en el conjunto. A pesar de que fluye con un buen ritmo, El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad) probablemente se hubiera beneficiado con el recorte de esos minutos donde la acción se frena con diálogos y flashbacks que no suman lo suficiente como para justificar su presencia en una trama donde poco tiene sentido.
En contraste, la mayor ventaja de esta nueva versión 2021 de El Escuadrón Suicida por sobre la anterior de 2016 (REVIEW ACA) es que abraza ese espíritu de cine explotation y clase B que le permite no tomarse en serio nada de lo que está mostrando para hundirse sin miedo en el ridículo y la comedia negra. Eso y una excelente banda de sonido que acompaña y se disfruta pero que no se pone por delante de la acción a la que está adosada.
Todo lo demás es secundario y sirve de excusa para encadenar secuencias de humor y acción violenta que no siempre se muestran de forma clara. Eso es más notorio en las escenas de combate cuerpo a cuerpo, cuando el movimiento frenético de la cámara dificulta ver la acción completa y hace que pierda parte de su peso.
Alejada de la solemnidad épica que venían ofreciendo las películas de DC pero sin caer en la chatura familiar de Marvel, El Escuadrón Suicida intenta seguir su propio camino y lo logra con bastante éxito, aunque no por ello vaya a quedar en la memoria por mucho tiempo.