Directo desde la factoría de DC Comics, “Suicide Squad 2” retoma la historia que dirigiera David Ayer, estrenada en 2016, y protagonizada por Margot Robbie y Jared Leto. Joel Kinnemann, Viola Davis, Idris Elba, John Cena, la voz de Sylvester Stallone y Juan Diego Botto completan el elenco liderado por Robbie. Es James Gunn quien se coloca aquí detrás de cámaras, concatenando un all star cast presto a dar vida a la enésima fórmula encapsulada que refrita spin-offs, precuelas y secuelas con inusitada proliferación.
El realizador de “Guardianes de la Galaxia” (2014) y hombre fuerte de Marvel imprime al film el tono violento de un cómic que pretende cumplir con la premisa de lucir inesperado, gore, divertido y arriesgado. Desde los minutos iniciales, nos preguntamos si será lo suficientemente osado como para experimentar saliendo de la zona de confort que tan buenos resultados otorgó en productos como “Joker” (2019) y la trilogía de “Dark Knight” , emblemas de omnipresente oscuridad. Las buenas expectativas acaban por diluirse más pronto que tarde. Existen ciertos elementos liberadores de tensión, como el empleo de un humor directo que se pasa de la raya. Pero es apenas un atisbo, la previsibilidad acaba por inundar la pantalla.
La acción coreografiada no escatimará cuchillazos y balazos. Vértigo y comedia en dosis balanceadas se conforman como una efectiva fórmula para un producto que no se encasilla en lo grotesco ni se delimita al ámbito familiar. Sin embargo, en la indefinición dilapida su potencial. Fiel al material de origen que adquiere, Gunn no toma demasiado riesgo desde lo visual. La resultante exhibe un híbrido convencional que abusa de secuencias musicales e imposta cierto aire punk. Reprobable, no recomendable. Destinada al próximo olvido, Hollywood no tomará nota y seguirá manufacturando productos que expriman hasta la última gota el rédito económico del cine de superhéroes del nuevo milenio. Sin la mínima conciencia.