James Gunn, que primero fue despedido por Disney y Marvel por algunos tweets, y ahora fue recontratado para dirigir Guardianes de la Galaxia Vol. 3 y un especial navideño (!), fue llamado por Warner para hacer El Escuadrón Suicida. Y se tomó libertades, como no continuar la historia de la primera película ni utilizar a todos los mismos personajes.
Sí, por ejemplo, están Margot Robbie como Harley Quinn, Jai Courtney como Boomerang, Joel Kinnaman como Rick Flag y Viola Davis como Amanda Wallery, la mujer que supervisa el Escuadrón y jura que les rebajará la sentencia a prisión que tienen si cumplen la misión.
Algunas, sino todas, las características del cine de James Gunn, al menos el de la dos Guardianes de la galaxia, brillan, y no por su ausencia.
Todo lo contrario.
Si todo el mundo, o casi, se toma en serio las cosas que hacen los personajes del Universo Cinematográfico de Marvel, el disparate, más a sabiendas que por error, parece adueñarse de este El Escuadrón Suicida. Que ya tuvo, sí, una película, pero sin el El en el título, y no hace falta haber visto el filme de David Ayer para entenderla y/o disfrutarla.
Veamos.
Reinicio y secuela de la película de 2016, como en la primera un grupo de reos tienen una misión, que ni se la hubieran encargado a Tom Cruise. Es imposible. Pero allí van, a una misión, precisamente de tintes suicidas.
Ahora son Harley Quinn, Capitán Boomerang, TDK, Mongal, Javelin, Savant, Blackguard, Weasel más el militar Rick Flag (y creo no olvidarme de ninguno) quienes deben llegar hasta una isla ficticia (¡Corto Maltese!), que queda por Sudamérica (¡!) donde impera una dictadura de militares (¡!2) que hablan en español. En la isla se ha creado un laboratorio por un nazi (¡!!3), Thinker (Peter Capaldi, de Doctor Who).
¿La misión? Destruir Jotunheim, el laboratorio, y… No adelantemos mucho más.
Mientras, en otra playa a de la isla, desembarcan Bloodsport (Idris Elba), Nanaue (voz de Sylvester Stallone), Ratcatcher 2, Polka-Dot Man y Peacemaker (John Cena).
Gunn se basó en los cómics de Suicide Squad de los años ’80, de un humor terrible y una violencia casi inusitada. Fanático del género del cómic, el director escribió también el guion y si tiene que despachar a algún antihéroe (como sucede en los cómics, que por algo se llama El Escuadrón Suicida), lo hace.
Algunos sobrevivirán, otros no, alguno será tomado prisionero, pero lo importante será cumplir con la misión, porque, de no hacerlo, un dispositivo colocado en la nuca les hará estallar la cabeza.
Ah, por las dudas, El Escuadrón Suicida no es para chicos, y si tiene algún punto en común con otras películas de héroes o antihéroes es con las dos Deadpool.
Aquí hay violencia desatada, sangre por doquier, cuerpos que se despedazan, coreografías de peleas cuerpo a cuerpo o con armas a distancia que son, sí, una maravilla en cuanto a la concreción.
Y un humor negro, alguna vez irreverente, pasado de rosca y gratuito (Harley dice que adora la lluvia porque le parece que son los ángeles que les están eyaculando) Sucede algo cuando falta poco más de 20 minutos para que El Escuadrón Suicida termine y es allí donde el desmadre es tal que el disparate hace que se pierda todo tipo de credibilidad.
Y tanto, pero tanto confiaban que El Escuadrón Suicida sería un éxito que ya por septiembre del año pasado se anunciaba que Pacemaker tendría su propia serie por HBO Max, que estrenaría en enero de 2022. Y no están spoileando nada, porque contará los orígenes del personaje interpretado por John Cena (el hermano menor de Vin Diesel en Rápidos y furiosos 9).
Vivir y dejar morir, de eso se trata.