“Escuadrón Suicida”: El segundo intento
Después de que DC iniciara una espectacular campaña publicitaria para “Batman vs. Superman” que prometía ser “El imperio contraataca” de esta década, no fue de extrañar la decepción mundial cuando el producto final no estuvo a la altura. Es por eso que la siguiente producción del universo cinematográfico de DC pasó de ser una película relativamente tranquila a ser el centro de todas las miradas. La empresa puso su fe en David Ayer para corregir los errores de Zack Snyder y salvar a Ciudad Gótica de un nuevo bochorno. La presión por hacer las cosas bien esta vez era muy alta.
Los sucesos en “Escuadrón Suicida” ocurren inmediatamente después de los hechos de “Batman vs. Superman”. El gobierno comienza a preguntarse qué pasaría si los metahumanos que conozcan más adelante no resultan tan buenos como Superman. Para adelantarse a este hecho, Amanda Waller decide reclutar un equipo de humanos con poderes para misiones que impliquen combatir con sus iguales. Durante la primera media hora, ella explica a sus superiores cómo capturó a cada uno de los miembros del equipo, con la ayuda de cameos de Batman y Flash. La película arranca lenta y la presentación de los personajes es excesiva. Una primera media hora aburrida, que luego levantará rápidamente.
El éxito de este disfuncional grupo de villanos radica en los personajes de Deadshot y Harley Quinn. Si bien son personajes muy diferentes, su contraste está bien aprovechado por el guión, como así también el trabajo de Will Smith y Margot Robbie. Él muestra constantemente una moralidad gris de quien no se siente culpable de sus acciones pero sí le afecta el riguroso juicio de una hija que quiere verlo como un buen hombre. Ella, que muestra sus orígenes en el Asilo Arkham, es tan despreocupada como divertida. Está siempre tan fuera de lugar que causa risa por su absurdo, por la constante demostración de que no le importa nada y no hay ningún dilema que le moleste. Por otro lado, es un acierto que veamos muy poco del Joker, para dejarlo desarrollarse como personaje en el futuro, dándonos sólo una probadita de él.
Otros miembros del Escuadrón, como Katana o El Diablo, están aprovechados a medias. Son utilizados para que la historia avance cuando conviene, pero se invisibilizan por completo si no hacen a la trama. Con personajes como Killer Croc, Slipknot, y el Capitán Boomerang ocurre un caso aun más extremo: no se aprovechan para nada, y casi que daría lo mismo si no estuvieran. Por fuera del equipo sobresale el personaje de Amanda Waller, interpretado por una Viola Davis completamente desalmada que hará que hasta los villanos parezcan moralmente correctos. Sin embargo, cuando se tiene un elenco coral como en este caso, no puede haber tanta desigualdad. No es un completo desastre, por supuesto, pero tampoco se aprovecha tanto como podría.
Punto aparte para la música, utilizada en forma inusual para la ambientación. Aprovechada al máximo y ubicada en cada momento justo, actúa como un personaje más en la trama. No teme interrumpirse o cambiar de golpe, descartando los conocidos fades. Es uno de los grandes aciertos de la película. Los efectos son impecables, como no podía ser de otro modo, además de recurrir a un estilo que no suele verse en el cine. Descartando la lentísima primera media hora, el resto de la película nos mantiene bien arriba, con una escena de acción atrás de otra; incluyendo sólo unos minutos de tranquilidad entre actos para darnos un respiro.
Por otro lado, esta película es una adaptación muy libre de los comics, con una historia prácticamente original que aprovecha los personajes de las viñetas. Esto corrige uno de los errores de Snyder: al no ser excesivamente referencial al comic, deja que tanto lectores como no lectores puedan entender una historia que termina bien cerrada. No deja completamente de lado esas referencias, sino que modera su uso.
“Escuadrón Suicida” no es un bochorno, ni otra decepción de DC, pero tampoco es “El Imperio Contraataca” de esta generación. No es perfecta, pero desde el principio tampoco pretendió serlo. Con una estética entre sucia y psicodélica con algo de retro, mucha acción, y un equipo aprovechado de a partes. Es entretenida y divertida, cumpliendo con todo lo que se espera de un blockbuster pochoclero. Denle una oportunidad antes de salir a la caza de brujas. Parece que DC comienza a aprender, aunque todavía le falta un poquito. Pero nadie nace sabiendo, y podemos quedarnos relativamente contentos con las mejoras que lograron.