Dijo alguna vez Federico Fellini que el negocio del cine es macabro, mezcla de partido de fútbol y de burdel. Si hay algo que cumple Suicide Squad es esta máxima del realizador italiano, que no vivió para comprobar hasta dónde Hollywood viene militando el concepto al pie de la letra.
¿Se propone algo más SS que venderle pochoclo a millones de personas deseosas de que las cacheteen con colores y gritos? No. Y no es algo que esté mal por definición. Pero entonces pongamos blanco sobre negro en medio de la bola de luces y sonido estridente que parece tener el film de David Ayer como única base y meta final.
El relato que reunió a los villanos con onda del comic es una pequeña desgracia del celuloide por autoindulgencia y abandono formal. A saber:
# El film baja hasta el subsuelo de la exigencia cinéfila el listón a la hora de retratar el universo del comic y, sobre todo, el de los superhéroes/supervillanos. No hay sustancia en nada de lo que se dice ni de lo que pasa, se trata apenas de un licuado de escenas recortadas sin contexto ni gracia. Ni siquiera la entrada en escena del Batman de Ben Affleck o Flash le aportan algo que vaya más allá del guiño fácil.
# El Joker de Jared Leto. En un principio se promocionó la película con la cara del actor personificando un Guasón punk que, en términos netos, aparece en pantalla unos 7 u 8 minutos. Tiempo en el que no aporta un ápice al universo del personaje; apenas unos grititos, un par de miradas de psycho irredento y un toque de exceso de colegio secundario. Nada.
# Margot Robbie encarna bien su compendio de lujuria descarriada y sensualidad entre inocente y perversa. Quizá sea el personaje mejor logrado, pero a poco de comenzar se nota demasiado que es lo único que tenía a mano el director para darle atractivo a las dos horas de cinta. Entre decenas de personajes que podrían haberse desarrollado, eligió sobreimprimir las curvas de la ninfa, remarcarle las tetas y ajustarle el minishort. Ítems bienvenidos, pero ¿no tenías más ideas, David?
# El guión se monta sobre un comic que tiene una pequeña legión de fans pero que nunca fue tomado demasiado en serio y que hasta el momento en que se anunció la película estaba destinado a la marginalidad del ala menos interesante del pabellón maníaco de la historieta. Es poco y la pantalla grande lo favorece sólo en el tamaño XL de Imax o la fantasía tontona del 3D
# Los personajes centrales (Joker, Deadshot, Harley Quinn) no van más allá de las muecas que aportan los que pusieron el cuerpo. Will Smith (Deadshot) logra ponerle algo de carisma a su despiadado asesino, pero lo lavado del guión hace que se desdibuje rápido, casi tanto como el malogrado payaso de Leto.
# “En un mundo de hombres voladores y metahumanos estos son los únicos que pueden proteger al país” o “Estamos en la Tercera Guerra”, dice una símil Secretaria de Estado de Washington como para justificar cualquier guerra santa que la Casa Blanca pueda llegar a plantearse. La política de Estado del Pentágono por sobre todas las cosas, una vez más, presente.
# La ideología del film es el sueño húmedo de Donald Trump, la exaltación de los Estados Unidos como policía del mundo siempre lista para arremeter contra quien sea. O peor: la renovada implantación de la doctrina de la seguridad nacional a través de Hollywood. Una película que en los años 50 hubiera sido el orgasmo de la Guerra Fría.
# Jared Leto dijo que se inspiró en David Bowie para componer su personaje. Con el Duke muerto es fácil decir cualquier cosa, querido Jared.
Bonus Track: Hay que reconocerle a SS que la ¿involuntaria? imitación de René de Calle 13 que resulta ser Diablo (a cargo de Jay Hernandez), está lograda.