Qué difícil dejar de lado las pasiones y tratar de ser objetivo. Les tengo una noticia: es (casi) imposible, pero uno hace lo que puede. “Batman Vs Superman: El Origen de la Justicia” (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) dividió las aguas entre críticos y público, y les puedo asegurar que con “Escuadrón Suicida” (Suicide Squad, 2016) va a pasar exactamente lo mismo.
Antes de empezar a numerar las fallas del film, empecemos por los aciertos, y más allá de los problemas argumentales, hay que destacar que, al igual que Zack Snyder, David Ayer tiene un estilo propio y se anima a impregnarlo a lo largo de la película. Hablamos de un director y guionista acostumbrado a la violencia y las historias no aptas para menores. Acá se lo nota contenido, pero tampoco realiza concesiones.
A pesar de lo que puedan dar a entender los avances, “Escuadrón Suicida” no está plagada de chistes y momentos hilarantes. Es más, las carcajadas que provoca son muy pocas y, tal vez, un poco forzadas, pero no quita que el todo sea entretenido y más “pasatista” que la densa aventura superheroica de Snyder.
Los miembros de la Task Force X son lo que son porque están dañados, sus pasados son bastante dramáticos y turbios y, de alguna forma, la historia que plantea Ayer busca redimirlos. Están clarísimos los personajes principales y los secundarios –totalmente prescindibles-, pero en conjunto se complementan y ninguno desentona aunque tengan pocos minutos en pantalla. Podemos criticarles la falta de desarrollo o alguna humorada fuera de lugar, pero cada uno se desenvuelve muy bien en su “uniforme”, ya sea “héroe” o “villano”. Bah, la mayoría forma parte de la segunda categoría, acá la diferencia es el nivel de maldad que ostenta cada uno.
El Deadshot de Will Smith y la Harley Quinn de Margot Robbie son los primeros que se destacan del conjunto, obviamente, pero es Viola Davies, en el papel de Amanda Waller, la que se lleva todos los aplausos. Waller es la dueña del circo y la maestra de ceremonias, la verdadera villana de todo este asunto, aunque nos venda el cuentito “del bien mayor” y todo eso.
A raíz de la aparición de Superman (y la muerte de este) –“Escuadrón Suicida” se sitúa cronológicamente después de BvS-, Waller decide formar esta “fuerza de contención” conformada por humanos habilidosos y metahumanos con el único propósito de estar preparados para la Tercera Guerra Mundial que, según ella, va a llegar de la mano de estos seres con poderes. Nadie la puede culpar, pero sus métodos de “reclutamiento” dejan mucho que desear.
Amanda (y su A.R.G.U.S.) encontrará en la prisión de Belle Reve a estos reclutas renuentes, muchos de los cuales fueron a parar ahí gracias al Caballero Oscuro. En realidad, no tienen muchas opciones y pronto son empujados (literalmente) a una misión suicida. Entre los “metahumanos” que trabajan para la Waller se encuentra June Moone (Cara Delevingne), una arqueóloga poseída por una malvada y antigua entidad conocida como Enchantress. Claro que en un punto se le escapa de las manos y se convierte en la peor amenaza. Ahí es cuando entra en acción la Task Force X al mando de Rick Flag (Joel Kinnaman), militar de carrera al que Waller, tiene bien agarrado de las pel…, ustedes entienden.
Si dejamos de lado el hecho que la villana en cuestión no funciona en la dinámica del film, el resto no está tan mal. Los actores tienen sus buenos momentos, la acción es constante y Ayer sabe como filmarla, hay humor y muchas referencias comiqueras, pero todo presentado en una desprolija ensalada.
Una vez más, al igual que en BvS, el montaje de las escenas le juega en contra. Ayer abusa de la música y los flashbacks para presentarnos a los personajes en una estética de video clip que al principio parece novedosa, pero al final termina cansando y estorbando en la narrativa (ojo, esto es una cuestión de gustos). El director se esfuerza por meter demasiados detalles desde el principio y un poco como que desborda. La segunda mitad baja un cambio y adquiere otro ritmo, lo que hace que también pierda un poco de coherencia en su conjunto.
Aclaremos, “Escuadrón Suicida” no es una mala película, pero Ayer desaprovecha el potencial de sus personajes y desbarranca por momentos. El resultado general se siente extraño, pero esto podría suavizarse en visionados posteriores (o todo lo contrario).
En cuanto al “elefante en la habitación”, o sea, el nuevo Joker interpretado por Jared Leto, no resultó un santo de mi devoción, aunque su papel se reduce a mínimas apariciones a lo largo de la película. El Payaso Maldito de Leto es un gánster muy al estilo de Azzarello, y su única función específica está ligada a su relación con Harley, o mejor dicho, a su reciente distanciamiento. No es una genialidad, tampoco es aberrante, simplemente está ahí y deberíamos ver un poco más para juzgarlo.
En resumen, “Escuadrón Suicida” es una película de acción protagonizada por un grupo de antihéroes que no tiene un propósito, pero (que algunos) lo va encontrando por el camino. Dan ganas de saber un poco más sobre estos personajes porque nos encariñamos con ellos, pero se merecen una historia más prolija que les haga justicia y permita que se desarrollen sin tantas restricciones. La historia encaja bien en el universo cinematográfico de DC y “esa” escena post créditos entusiasma, sumando porotos para lo que se viene con “JUstice League” (2017). Acá, el nexo es Amanda Waller y ojalá que la podamos volver a ver en un futuro no muy lejano. Hay algo que no termina de cuajar con la película de Ayer: uno quisiera que fuera un hit, pero termina quedándose por el camino. Les advertí que esto de ser objetivo era complicado, y acá se me escapó un corazoncito de regalo.