Warner continua con la construcción de su universo DC, después de las fallas de Batman vs Superman, ¿puede El Escuadrón Suicida de David Ayer pasar la prueba de fuego? Mejora, pero todavía tiene mucho trabajo que hacer.
Es imposible no comenzar la nota sin comparar el esfuerzo que esta haciendo Warner en su universo de superhéroes de DC con lo que hizo Disney en Marvel. Cada película debe funcionar individualmente pero mantener un hilo argumental que las engloble por igual.
Todas pertenecen a un nuevo subgénero de fantasía dedicado al mundo de superhéroes, que ha visto una creciente popularidad en el siglo XXI. La dificultad de adaptar entrañables personajes reside en las transposiciones de géneros. Del cómic al cine. Y una de las aristas que mucho se a hablado este año es la pelea entre los fanáticos y el periodismo especializado.
El mundo del cómic tiene décadas de publicación, millones de fanáticos y los estudios deben encontrar la manera de satisfacer a todos los posibles espectadores. Hacer una película solo para los fans, como a objetado el director de Escuadrón Suicida, David Ayer; seria no simpatizar con aquellos amantes del cine y desconocedores del material. Y aquí comienzan los problemas.
Escuadrón Suicida tuvo mucha expectativa y mucha curiosidad. Cumplió en algunos aspectos pero fallo en otros.
La película arranca con una extensa introducción a estos nuevos anti-héroes, más cercanos a villanos que a los rebeldes cazarecompensas de Guardianes de la Galaxia. Con tintes del policial tan común en la filmografía de Ayer, y bastante cultura pop art en las gráficas y vestimentas de los protagonistas, desfilan los logrados Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn (Margot Robbie); y una gama de actores y personajes extras que la pantalla no da tiempo suficiente a elaborar.
La falta de tiempo es otra punta que le juega en contra al universo DC, mientras que en Batman vs Superman, Zack Snyder quiso condensar el enfrentamiento de los dos astros, la introducción de La Mjer Maravilla, Doomsday y los inicios de la Liga de la Justicia. En Escuadrón Suicida la pretensión es menor, pero la acción es mucho más frenética, sin dar tiempo o respiro a que el espectador asimile lo que esta viendo. Incluso las coreografías fueron juntadas de varios recortes y están desprolijas. Y las mismas contrastan mucho con los momentos de reflexión.
Volviendo a los actores, Will Smith se aleja un poco del protagonismo pero no tanto, sigue siendo el líder de la banda y sus intenciones son las más lógicas.
Margot Robbie se roba cada momento con su excéntrica Harley Quinn. Su amor incondicional por el Joker y su doble agenda son quizás los momentos más logrados del film.
Jared Leto aunque con ciertas falencias, realiza un Joker que mezcla un gangster y un delicado romanticismo más cercano al de Jack Nicholson, que al de Heath Ledger. Deja al espectador con ganas de ver más.
Los villanos son un problema en todas las películas de superheroes, sus intenciones son difusas y su accionar más intrincado. Escuadrón Suicida no es la excepción,
Sin revelar detalles del enemigo; su labor hace aguas y queda vacía frente al desarrollo de la película. Dejando a pensar que la película podría haber sido simplemente un enfrentamiento contra The Joker.
Por otro lado, un punto a favor es la banda sonora, algunos tintes de los 80, pero con temas propios que sincronizan con cada una de las escenas, e incluso identifican con cada personaje.
Escuadrón Suicida es una película que tuvo muchos recortes, quieran o no admitirlos, los montajistas cambiaron a cada rato en la postproducción y el producto final se siente uniforme. Sus protagonistas salvan la película, incluso Jai Courtney se presenta a gusto con su personaje como El capitán Boomerang; y Jay Hernandez como Diablo sorprende a pesar de su breve desarrollo.