El Esgrimista: Good Bye Lenin(grado)
¿Una película de posguerra sobre un hombre perseguido en la Unión Soviética o la historia de un joven profesor que busca comenzar una vida nueva? Las premisas son tan contradictorias como validas para el film que llega a nuestros cines este Jueves.
Durante la ocupación nazi en Estonia en la segunda guerra mundial, la mayoría de los hombres fueron enlistados en el ejercito que se enfrentaba a los aliados. Esa es la historia de Endel Nelis (Märt Avandi), un talentoso esgrimista que, tras el fin de la guerra consigue escapar hacia Leningrado, pero tras ser perseguido por la policía secreta de la Unión Soviética escapa hacia el pequeño pueblo de Haapsalu, donde mantiene un perfil bajo trabajando como profesor de educación física.
La historia comienza de una manera bastante desoladora, nuestro protagonista vive en alerta, atemorizado por la posibilidad de ser capturado, y tiene grandes dificultades para lograr algún tipo de conexión con sus alumnos. Hasta que un día decide comenzar a enseñar esgrima, a pesar de las recomendaciones de los camaradas a cargo de la escuela, quienes no lo consideran una disciplina pertinente para el proletariado.
De aquí en mas comenzamos a percibir que la historia logra aprovechar muy bien la temática que la rodea, ya que, como en un duelo de esgrima, nuestro protagonista va desplazándose hacia adelante o atrás a medida que sus decisiones repercuten en los demas. Sus clases de esgrima atraen a muchos niños, con los cuales de a poco va formando un vínculo, pero a su vez esta decisión altera a sus camaradas, quienes deciden investigar su pasado. Entre el amor, la amistad y la responsabilidad con sus alumnos Endel va intentando encontrar un equilibrio que le permita seguir con su vida, mientras que su pasado lo persigue hasta dejarlo entre la espada y la pared.
El director Klaus Härö sabe crear una atmosfera de tensión y angustia aun cuando el “enemigo” casi no está presente durante la mayor parte de la cinta a la vez que construye un gran héroe protagónico (junto con la guionista Anna Heinämaa) cuya valentía va creciendo de manera sostenida durante el film a medida que su compromiso con sus alumnos lo va forzando a confrontar todos sus miedos iniciales en un emotivo climax.
Uno de los puntos más altos es el elenco. Los alumnos de Endel generan una gran dinámica que le da a la película mas humor del que esperaba, en especial con la pequeña Marta, (Liisa Koppel). Pero Märt Avandi es quien más reconocimiento merece, ya que logra un retrato real de un hombre cuyas pasiones y frustraciones son creibles, y se hace fácil empatizar con él, aun en un film al cual una de las críticas que se le puede hacer es el retrato casi caricaturesco que hacen de las autoridades soviéticas, a pesar de que su participación es nula, en una historia con tanto peso dramático en el temor de Endel para con estos sujetos.
El Esgrimista rompe un poco con el estereotipo lento y tristón del cine de posguerra europeo. Si bien la trama no vuela ni es super alegre, tenemos bastante romance y humor que agrega liviandad considerando el contexto de la historia. Es eficaz en su simplicidad, prolija, cuenta con buenas actuaciones y es una buena elección para quien quiera adentrarse de a poco en el cine del este de Europa.