Endel, un joven que fue prodigio en el arte de la esgrima, se encuentra en pleno escape de la policía rusa en la década de los 50. Así es como termina en un pequeño pueblo, ocultándose bajo un nombre falso y dando clases de gimnasia en el colegio local. Por el pedido de que forme un club deportivo y ante la falta de recursos que tiene, Endel ve en la esgrima el único deporte con el que puede hacer que los chicos se evadan de la cruda realidad en la que viven. Pero la paz no durará demasiado.
Ya sabemos que la mayoría se empiezan a cansar de los films situados en esta época histórica, y más aún si son provenientes de países europeos donde no tienen una industria del cine demasiado desarrollada. Pero créanme que El Esgrimista no es el típico film sobre la guerra, donde se nos presentan varios golpes bajos para mostrar a los soldados como malos malísimos, y a un protagonista demasiado bueno, que ya roza lo poco creíble.
Este quizás sea el mayor merito de El Esgrimista; que sus personajes sean personas comunes, que se ven involucradas en un contexto sociopolítico donde cada uno deberá tirar para el lado que más le convenga, evitándose encontronazos con la ley de la época. De hecho, apenas veremos soldados en esta película, ya que el “villano”, por así decirle, es un simple director de colegio, por ejemplo.
Con respecto al protagonista, si bien el personaje se hace llevadero, nunca se indaga bien en su pasado. Y por ende, jamás podemos terminar de empatizar con él al 100%, ya que sólo sabemos que está en ese pueblo de incognito y que de a poco, y pese a que no quería, irá forjando una relación de amistad con los niños del lugar. Si bien todo esto funciona a nivel trama (en el medio hay una historia de amor bastante forzada), es algo que ya vimos en cientos de películas y que se podría haber resuelto de otra forma.
Muchos también podrían criticar a El Esgrimista de ser demasiado simple y light, ya que pese a la época donde transcurre la historia, no vemos una verdadera amenaza latente como la que suponemos que vivían todas las personas que se debían esconder. Pero esto no debería ser algo en contra, ya que desde el propio guión nunca se propone que ese sea el verdadero conflicto.
El Esgrimista seguramente va a pasar desapercibida en las salas de cine argentinas frente al tanque (o buque mejor dicho) de Disney, pero para aquellos que busquen algo más en el cine que una historia de piratas, es una buena opción. En especial, si se tiene hijos.