El planteo inicial de la película es atractivo. La tierra va a establecer la primera colonia en Marte. Al poco tiempo de instalarse una astronauta da a luz a un niño, sin rebelar quien es el padre y muere en el parto. El chico es considerado un fenómeno, el primer nacimiento fuera de la tierra. Se cría en la base conociendo solo a muy pocas personas y no tarde en chatear con la chica de sus sueños. A partir de allí el film desbarranca en el melodrama meloso de chico que se siente mal en la tierra –su cuerpo no resiste- pero que es ayudado por chica enamorada que lo banca. Todos los lugares comunes lacrimógenos y románticos se acumulan en este film. Dirige sin pena ni gloria Peter Chelsom (“Bailamos”, “Serendipity”) para una historia de adolescentes que descubren el amor y lucharan por mantener su vínculo. No muy distinto a la de muchos films para adolescentes que buscan la emoción fácil, el supuesto desgarro dramático y un final edulcorado. Gary Oldman, Asa Butterfield, Carla Cuggino y Brit Robertson hacen lo que pueden.