Una aventura que confirma que los hombres son de Marte
He aquí una historia para adolescentes que bien pudo transcurrir en el Lejano Oeste, con un chico huérfano criado en zona de frontera, que va hasta la gran ciudad en busca de su padre, y de una chica también huérfana con la que se escribe, o en la época actual, o en un futuro lejano. Para el caso, el único chico que hay en el planeta Marte. Su madre astronauta se descubrió embarazada en el largo viaje y murió al dar a luz, sin decir quién era el padre. El pibe, muy inteligente, quiere saberlo todo, conocer la Tierra, y tener una novia.
El detalle es que su cuerpo no está preparado para nuestra densidad atmosférica. Ni los superiores, para aceptar el viaje a nuestro planeta. Ni la chica, para saber de dónde viene. Pero ahí van ambos adolescentes en busca de los orígenes de uno y la explosión hormonal de ambos, perseguidos de cerca por gente que los aprecia y otra que quiere cobrarse los estropicios que los chicos dejan por el camino. Como cabe esperar, el final es de película.
El cuento es lo bastante entretenido, simpático, cursilón e inverosímil como para despertar la simpatía de su clientela, aunque después apenas lo recuerde. Lo hizo Peter Chelsom ("Serendipity", "Hanna Montana"), y lo interpretan Asa Butterfield y Britt Robertson (la rubiecita de "Tomorrowland"), con Gary Oldman y Carla Gugino. Para interesados en amores interplanetarios, se recomienda "Starman", de John Carpenter, con Jeff Bridges y Karen Allen jovencitos, y "Upside Down. Un amor entre dos mundos", de Juan Solanas, con Jim Sturgess, Kirsten Dunst, Timothy Spall, que además tiene una estética notable y unos tangos buenísimos. Ahora que lo recordamos, el pionero fue Billy Cafaro con el rocanrol "Marcianita". Pero eso ya es cosa de un planeta todavía más lejano.