Dentro del género de acción la compañía Millenniun hoy ocupa el lugar que tenía la productora Cannon en los años ´80 con Jason Statham entre sus figuras principales.
A veces presentan películas decentes, como las primeras dos entregas de Expendables, Homefront (Statham) o las historias de ninjas con Scott Adkins, pero también cuentan con algunos fiascos.
El especialista: Resurrección es una producción mediocre que brinda una continuación innecesaria del film estrenado en el 2011 , que significó un éxito comercial para Millennium.
Aquella remake del clásico de Charles Bronson de 1972 no era peliculón memorable, pero adaptaba con dignidad en un contexto moderno la premisa de la historia original.
Simon West, el director de Con Air, elaboró buenas secuencias de acción y la trama era llevadera por el duelo que se generaba entre Statham y Ben Foster.
La segunda parte es muy pobre y fue realizada por el alemán Dennis Gansel, responsable de una buena película como fue el thriller político La ola.
En este caso abordó un género con el que no está familiarizado y el resultado es terrible.
Gansel ofrece secuencias de acción paupérrimas que logran que uno ria a carcajadas por las situaciones ridículas que presenta la trama.
Ya desde la introducción del protagonista, quien se tira al vacío desde el teleférico del Pan de Azúcar, en Brasil, para aterrizar perfecto en un ala delta, el director establece el tono de estupidez del film.
A veces está bueno distraerse un rato con este tipo de propuestas, pero las películas no funcionan cuando presentan a un héroe extremadamente perfecto.
El personaje de Statham tiene balas ilimitadas en sus armas, acierta todos los tiros y vence a sus oponentes en las peleas sin un mínimo rasguño.
Por alguna razón inexplicable al mercenario Bishop en esta continuación lo convirtieron en un personaje ridículo que se ve envuelto en situaciones que no tienen sentido.
Por ejemplo, el protagonista conoce dos minutos a Jessica Alba (con quien tiene cero química) y en la siguiente escena es el gran amor de su vida a la que debe rescatar de un villano trillado.
La gracia del rol del asesino Arthur Bishop era que elaboraba planes complejos y estrategias creativas para eliminar a sus víctimas, no era el héroe de acción mecánico que emulaba el James Bond de Roger Moore.
Jason Statham por momentos parece encarnar una parodia de Frank Martin (El transportador), algo desconcertante si se tiene en cuenta el tono que había tenido el film anterior.
Desde los aspectos técnicos esta continuación también es terrible. El trabajo de fotografía es muy pobre y en las mediocres escenas de acción se nota en más de una ocasión que los escenarios naturales fueron elaborados en post-producción con CGI.
Una tristeza encontrar en este estreno a grossos del cine como Tommy Lee Jones y Michelle Yeoh, quienes estuvieron completamente desperdiciados en la historia.
Por lejos, una de las peores películas que hizo Jason Statham en el último tiempo.
No vale la pena perder tiempo con esto, a lo seguidores del cine de acción les recomiendo que busquen Blood Father, un gran regreso de Mel Gibson que por lo menos le hace justicia al género.