Cinco años después de Mechanic llega la secuela, con el director alemán Dennis Gansel a cargo de poner en escena las increíbles hazañas de ese héroe de acción humano, carismático y con sentido del humor que es el inglés Jason Statham. El especialista arranca con su personaje, el asesino a sueldo Arthur Bishop de retiro en Río de Janeiro, pero claro: los problemas, y su sangriento pasado, no están dispuestos a dejarlo en paz.
El villano Crain envía con sus mensajeros el "pedido" de liquidar no a una sino a tres personas y Bishop, después de sacárselos limpiamente de encima, aparece en Tailandia, en un paraíso remoto donde, por supuesto, tampoco habrá paz. Habrá secuencias de acción en el agua, en el aire, en una cárcel, en las calles, con el trabajado torso de Statham en primer plano, venga a cuento o no lo de sacarse la camiseta. También un amor -Jessica Alba- en bikini, en peligro, en baile sexy, en las garras de los malvados. Apenas la ha conocido, pero Bishop le da el reloj que fue de su padre y que jamás se sacó de la muñeca por nadie: él hará cualquier cosa por vos, le dice Crain a la chica.
Como ese romance, todo en El Especialista es apurado, palo y a la bolsa. También aparece Tommy Lee Jones, como un traficante de armas en bata y con anteojos colorados. Sin la magia de la saga Transportador, a esta acumulación de secuencias de acción macgyverianas con decorados multinacionales le cuesta convencernos de que su simpática ridiculez es realmente divertida. Todo es tan arbitrario y atolondrado que ni el gesto irónico de Statham, en piloto automático, basta para movernos a la risa.