Volvió Bishop, volvió el mecánico -o el especialista-. En 2011, el director Simon West presentó The mecanic, la remake de un film de 1972 protagonizado por Charles Bronson y dirigido por Michael Winner. En la segunda parte de la nueva versión, el director y los guionistas son otros. El alemán Dennis Gansel, realizador de las buenas La ola y Napola, aparece por primera vez en la industria norteamericana.
Arthur Bishop (Jason Statham) vive la buena vida en una isla paradisíaca hasta que desembarca en el lugar una preciosa joven llamada Gina (Jessica Alba). La llegada de la mujer se relaciona con un viejo enemigo de Bishop, que se acercará a su paradero con el fin de secuestrarlo y ofrecerle un trabajo complicado: asesinar a tres importantes traficantes.
Tommy Lee Jones y Sam Hazeldine vienen a reemplazar a Donald Sutherland y Ben Foster, acompañantes de Statham en la primera parte. Uno de los traspiés de Resurrección es que su guion corre en el límite entre lo estereotipado y la vergüenza ajena. Jones interpreta a Max Adams, una de las tres personas a las que Statham tiene que asesinar. No solo es ridícula la construcción de este personaje, sino que también es totalmente inherente a la trama. Gansel, aquel que podría haber sido el héroe salvador del film, se entrega por completo a lo prefijado y realiza una “película fotocopia” de otras fallas del género.
El único motor que tiene Bishop para cometer sus asesinatos es Alba, la damisela en apuros. La sensibilidad repentina que adquiere el asesino más eficaz y feroz lo introduce en situaciones descabelladas -algo tenía que “moverle el piso” para que pudiera aparecer en otra película-. Las escenas de matanzas de relleno -aquellas en las que el personaje se saca de encima infinidad de enemigos antes de dar con el “big boss”- están tan cuidadas como en una comedia de Jackie Chan. No hay desmesuras ni impacto en un filme que intenta consagrarse en el género como “seria”, algo que sí logra, por ejemplo, Jason Bourne. Las secuencias de acción determinantes, a diferencia de las de matanzas de relleno, se desarrollan con mayor eficacia y las resoluciones son creativas. En ese aspecto, Gansel da en el blanco.
Alguna que otra buena risa incrédula y la destreza física del carismático Statham pueden ser dos buenas excusas para ver El especialista: Resurrección. Sin embargo, el film está plagado de fallas técnicas y de desilusiones, como el mal paso de un director interesante al cine norteamericano y la inexplicable ubicación del oscarizado Tommy Lee Jones en el reparto.