Aulas agitadas
El esperado debut en solitario del guionista Santiago Mitre (uno de los directores de El amor (primera parte) y guionista de Carancho y Leonera junto a Pablo Trapero) con la inestimable colaboración autoral de Mariano Llinás llega en esta vigorizante película concentrada en el microcosmos de la militancia estudiantil bajo el punto de vista exclusivo de un estudiante del interior, Roque (brillante actuación de Esteban Lamothe), quien paulatinamente se va involucrando en las internas de la agrupación estudiantil Brecha, quienes detentan el poder en la Universidad de Buenos Aires.
El retrato descarnado sobre la política en sus primeros estadios a través del sucio juego de intereses entre docentes, estudiantes y representantes de los poderes del Estado se desarrolla de manera lúcida a partir de un guión sólido que incorpora elementos de un thriller en los abarrotados pasillos universitarios para enriquecer la trama y abrir el juego de las traiciones y operaciones políticas -tanto dentro como fuera de las aulas- en el convulsionado escenario de la dirigencia estudiantil.
Despojado de un enfoque romántico o reivindicativo de viejos ideales pero con una saludable dosis de cinismo y crítica política; sutiles apuntes humorísticos y por sobre todas las cosas un enfoque honesto a la hora de mostrar contradicciones, lealtades, relaciones utilitarias y porqué no decir esperanza e ingenuidad en algunos personajes con vocación política, Santiago Mitre no abusa de lo discursivo -pese a que se habla constantemente en acaloradas discusiones y debates- y busca enérgicamente con la cámara el espacio adecuado para volverse testigo de las acciones logrando momentos de tensión notables tratándose de un universo tan reducido como insondable para el espectador.
El estudiante, luego de un exitoso recorrido por diferentes festivales internacionales como Locarno -incluido el último BAFICI-, finalmente se estrena en un acotado circuito cinematográfico (Malba y la Sala Lugones durante el mes de septiembre) y obliga a repensar el cine argentino y a preguntarse si este no es el camino acertado para una necesaria renovación.