Buen espejo de la política general
El tema interesa: la política estudiantil como espejo de la política general, con sus chicanas, roscas, traiciones, etc. y la única obsesión de ganar elecciones. La producción luce bien hecha y se declara totalmente ajena a los trámites habituales del Incaa, vale decir, es independiente de veras. Los actores son buenos, los diálogos acertados, casi todas las situaciones parecen verosímiles e ilustrativas. Podría objetarse que un perejil recién levantado por una docente participe y opine en una reunión de dirigentes, pero, en fin, la síntesis narrativa obliga a apurar las cosas. El ritmo es entretenido, y detalles como ese apenas molestan. Además, se entiende que el personaje es entrador, cae bien parado en todas partes, y lo acompaña la suerte, como a ciertos políticos.
En suma, la obra vale la pena y es digna de un buen estreno. Sin embargo, sale contados días por semana en dos salas culturales, eso es todo. Seguramente se eternizará en una de esas salas, pero, ¿no hubo un distribuidor interesado?, ¿o quizá carece del «libre deuda» firmado por los técnicos, requisito indispensable para todo estreno comercial? O alguien dedujo que sólo interesaría a quienes conocen medianamente el paño. Puede ser. El espectador común bien puede cansarse un poco frente a tantos gritones de asamblea y profesores de la blableta que pululan por la UBA, y termine diciendo, como Piñera, «¿a estos tipos también hay que mantenerlos?». Así parece, qué podemos hacer.
Autor, Santiago Mitre, coguionista de «Leonera» y «Carancho». Un antecedente cinematográfico sobre el tema, «Dar la cara», de Martínez Suárez, con los entonces jovencitos Pino Solanas y Adolfo Aristarain haciendo de estudiantes. Vale la pena.