Política, universidad, negociados y militancia
Ya han corrido ríos de tinta sobre "El estudiante". Muchos colegas dicen sin dudar, que es "la mejor película argentina del año". Otros, piden su nominación para que nos represente en los premios de la Academia. Dudé mucho sobre escribir de ella, no iba a hacerlo...pero creo, que una opinión más, suma, y en este caso particular tiende puentes con la realidad comercial a la que se enfrenta este gran film de Santiago Mitre.
Desde ya, si son cinéfilos de ley, lo que cuento aquí no es novedad para ustedes. Pero como nuestro público no es sólo gente del ambiente, es bueno que ellos sepan algunas cosas sobre "El estudiante". Primero, está filmada en HD digital, su presupuesto de producción fue muy bajo, recibió menciones y reconocimiento en el BAFICI y también en el festival de Locarno este año y la opinión unánime de los periodistas especializados la unigieron como lo mejor de nuestra producción local en mucho tiempo. Distribuirla fue un tema. No tiene copias en 35mm (¿El INCAA dispone de presupuesto para convertirla?) Sólo pueden verla esta semana hasta el 5 de setiembre en la sala Leopoldo Lugones (4 funciones diarias) y luego hay exhibiciones los fines de semana por la noche en el Malba y en la misma sala. Una pena, pero no consideramos que es un estreno propiamente dicho (ni siquiera llegó al Gaumont, por ejemplo) aunque sí vamos a coincidir en lo general, que es destacar sus valores y sólidos argumentos fìlmicos. Es un drama político potente, atrapante aunque, según mi apreciación, un poco largo y cíclico en su desarrollo.
Santiago Mitre (ex coguionista de Pablo Trapero en trabajos anteriores), su director, investigó mucho sobre el tema que presenta. No se hace una película de este calibre sin dominar el escenario por completo hasta en sus más oscuros recovecos. Logró una radiografía perfecta (sí, así, con todas las letras) de cómo funciona la política en los claustros de la Universidad de Buenos Aires. Todos los que pasamos por sus aulas nos quedamos admirados de la precisión con la que Mitre compone cada cuadro: sabe, conoce y va más allá, porque las usa como marco, para contar una historia atrapante sobre las encrucijadas de la militancia en los jóvenes que transitan sus abarrotados pasillos.
Roque Espinosa (Estaban Lamothe), llega a Buenos Aires para retomar sus estudios universitarios. Es la tercera vez que lo hace, con lo cual, a los pocos minutos de metraje ya tenemos un dato importante: Roque busca algo más que estudiar, sus condiciones naturales no están relacionadas con lo intelectual. El tipo es un intuitivo. Tiene panorama, visión y gran sentido de la oportunidad. No tiene una gran oratoria, pero sabe como acomodarse con los que sí la tienen. Mientras comienza su cursada, percibe que su lugar podría estar en la política. La UBA ofrece un amplio abanico de ofertas en ese sentido y él buscará alinearse con gente que le permita ir escalando en dirección a su objetivo, ser un referente de peso en el armado partidario y vivir de su actividad.
Nuestro "estudiante" se le pegará a una profesora, Paula (Romina Paula) ayudante de cátedra, para comenzar a militar en la agrupación Brecha. Se vincularán afectivamente y en ese devenir, tendrá su primer contacto con Acevedo (Ricardo Félix), docente de prestigio que actúa como consejero del grupo de Paula y hombre que también busca su lugar en estratos superiores. Los tres atravesarán un sinuoso camino para llegar a donde quieren llegar. La película cuenta el cómo y lo hace de una manera atrapante.
Parece un thriller, por momentos, por lo bien contado que está y el suspenso trepidante de algunas escenas. Pero no hay que clasificarla así porque la película se resiste a los rótulos. "El estudiante" es un film potente, agudo y radical: dice lo que piensa siempre. Le pone palabras, gestos o acciones, pero nunca se queda en medias tintas. Muestra descarnadamente la división entre los ideales de la militancia pura (desde lo ideológico) y su confrontación con la experiencia de la negociación, vital a la hora de los acuerdos políticos.
Santiago Mitre explora sus personajes con dedicación y los deja crecer (en todo sentido) y vincularse con sus anhelos más íntimos. Su elenco hace carne su guión y logra que el espectador se sumerja en las complejas cavilaciones de su trama. Todos somos estudiantes y transitamos esos largos corredores cargados de pancartas y pintadas. En ese sentido, pocas veces una película argentina logra ese efecto: la sala se vuelve un claustro y todos estamos expectantes al desarrollo de los vaivenes de la cátedra...
El único punto en discusión con mis colegas es su duración. Creo que la película es un poco extensa y para quienes no transitaron los pasillos de una universidad como la que la historia presenta, se hace larga. De cara a algún tipo de salida en 35 mm, quizás unos minutos menos estarían bien. También para reforzar sus chances en el afuera, porque el principal problema es que "El estudiante" es muy específica. Es la historia del nacimiento de un puntero político, (como la que la gente ve en TV en Argentina) pero su contexto es mucho más demandante para el público medio y representa un gran desafío hacer su llegada masiva. Vuelvo a decir, es una enorme película, pero para que la gente la haga propia (hasta ahora, los críticos la han adoptado como emblema del cine que queremos ver), hace falta un largo camino y quizás esa no sea la convicción de Mitre, luego de analizar sus posibilidades.
Indudablemente, es cine arte y creo que un ajuste del corte final podría (como el pasaje a fílmico) ayudarla a ganar audiencia. Que es en definitiva, lo todo cineasta quiere (supongo), que a su trabajo lo vea la mayor cantidad de gente posible.