“El etnógrafo” es un documental de fuste. Fue la sorpresa del BAFICI, cuando se proyectó para la prensa exclusivamente y luego, tuvo sola una función en las noches especiales programadas por la organización. Esta pequeña obra maestra de Ulises Rosell, es sin duda, en su género, de lo mejor de la producción local del año.
Absolutamente absorbente, profunda, bella y movilizante desde su primer fotograma, “El etnógrafo” es una auténtica cátedra de observación y registro sagaz. Rosell, director de “Bonanza” y la interesante “Sofacama”, ingresa su equipo en una comunidad wichi de la zona de Tartagal, en Salta, de la mano de John Palmer, antropólogo inglés que arribó a ese lugar con la idea de hacer un trabajo de estudio para su maestría y terminó casandose con una mujer de esa etnia, modificando trascendentalmente su vida y la de esa población a partir de su incorporación activa a ese grupo.
Hay varias líneas en el relato presentado, por un lado se aborda el costumbrismo y la mirada local frente a las perspectivas de quienes no logran entender las leyes de ese pueblo originario, por otro, hay una fuerte problematización de un tema de la órbita judicial que afecta a un miembro de la comunidad y para cerrar, tenemos la increíble composición de la familia de Palmer, quien reflexiona mucho sobre el destino de sus hijos, junto a su compañera, en memorables escenas que conmueven por su nivel de registro.
La película está hablada en inglés, castellano y el dialecto wichi, lo cual muestra las influencias que cada cultura aporta al escenario planteado.
Al público masivo, le cuestan los documentales. Sin embargo, las historias que aquí se presentan tienen lo suyo. El relato se va hilvanando con sobrada naturalidad y es adictivo como pocos. El universo presentado está bien fotografiado y los personajes que transitan los espacios siempre nos dejan elementos para apreciar la belleza registrada por el lente. En todo momento vemos los procesos que se viven en ese pequeño poblado, desde varias ópticas, sintiendonos parte de cada sector y reconociendo el valor de las ideas que sustentan cada posición.
Plagada de momentos memorables, “El etnógrafo” es uno de esos films que son gemas en su tiempo. Fuera de lo común, realmente. Una experiencia que debe vivirse en sala, y a la que hay que apoyar. El mejor documental argentino del año y la calificación más alta que este cronista, jamás haya puesto antes, un merecido diez. Imperdible.