PERMITIDO MACHETEARSE
¿Cuántos de nosotros habremos deseado, ya sea en el colegio o en la universidad, llegar al aula el día de una prueba y que el profesor nos diga: “Chicos, el examen va a ser a libro abierto. Hablen con quien quieran menos conmigo, saquen lo que se les cante y escriban sus respuestas en la hoja. Tienen tiempo hasta que suene el timbre del recreo”?. Pero claro, el docente no es ningún tonto. La inteligencia de cada uno será la que creará conclusiones que se verán plasmadas en ese papel buscando persuadir a quien tome la decisión de poner la nota final. ¿Pero qué pasa cuando ese examen no tiene consigna alguna y seguramente pueda definir tu futuro laboral?
Aunque probablemente los que simpatizan con el género de suspenso ya la hayan descargado o visto online, las distribuidoras se animan a estrenar “El examen” en las salas argentinas tras casi 5 años de su estreno oficial en el Reino Unido. Este es el único valioso trabajo del londinense Stuart Hazeldine y se encuentra protagonizado por actores que aparecieron en algunos otros filmes destacados pero siempre cumpliendo un papel secundario, por lo tanto difícilmente los reconozcan. La historia encierra a ocho personas en un cuarto en el que compiten por un importante puesto de trabajo. Las reglas que se les dan son bastante simples: cero preguntas, nada de salir de la habitación y que no se les ocurra romper su hoja de examen, que a propósito está en blanco. Y aunque ninguno sabe cuál es la consigna, tienen 80 minutos para terminar el examen. Fuera de ello, pueden hacer lo que se les dé la gana.
Este film posee una propuesta muy similar a la producción hispano-argentina “El Método” (2005), dirigida por Marcelo Piñeyro y protagonizada por Pablo Echarri, entre otros. En la misma, un grupo de ejecutivos que aspira a un puesto de suma responsabilidad es sometido al método Grönholm, una forma poca convencional de selección en la cual los candidatos son encerrados en un cuarto y sometidos a pruebas que los irán descartando. Por lo tanto, en líneas generales, el argumento es casi el mismo de la película en cuestión, salvo que en este caso las conductas son llevadas al extremo y no hay consigna alguna más que una pregunta que nadie conoce y la supervivencia del más fuerte.
Al mismo tiempo, “El examen” cuenta con un tratamiento dramático y actoral bastante similar al de “Cube” (1997) de Vincenzo Natali, en la que seis personas se encuentran mágicamente encerradas en un laberinto de habitaciones cúbicas y, aunque sus personalidades son muy distintas, deberán ingeniárselas para escapar con vida. En ambos casos, los personajes cometen actos egoístas, le tienen miedo a su futuro y son capaces de cualquier cosa para alcanzar su objetivo en un ambiente aislado y claustrofóbico.
En resumen, Hazeldine parece haberse macheteado de algunas otras obras para elaborar su propio resultado final. Tenemos una recomendada y entretenida película que sabe llevar el suspenso y conserva una alta tensión hasta el desenlace de su clímax. Sin embargo, el relato intenta mostrarse muy real pero la verdad es que todo lo que sucede en esos 80 minutos de competencia termina siendo muy exagerado y transgrede el plano de lo verídico, por lo que funciona mejor como una metáfora de supervivencia humana que como un drama auténtico. Está aprobada con lo justo.