En ocasiones una película de terror mediocre puede ser salvada por la labor de sus protagonistas.
Un ejemplo reciente que ilustra esta cuestión fue Desde la oscuridad. Una historia trillada de fantasmas y casas embrujada que pese a todo se dejaba ver por las interpretaciones de Julia Stiles y Scott Speedman (Inframundo).
El film era olvidable pero los protagonistas lograban con sus trabajos que la historia sea llevadera.
Ahora bien, cuando una película tiene un guión malo y actores horrendos la propuesta es mucho más difícil de remontar.
Ese es el problema que tiene El exorcismo de Anna Waters, una película de cable clase B que por milagros del mundo de la distribución llega a la cartelera local de cine.
Nuevamente nos encontramos ante otra copia berreta de El Exorcista que no propone nada nuevo en la temática que trabaja ni el género que aborda.
La película es tan trillada que se vuelve insoportablemente predecible.
Kelvin Tong es el primer director de Singapur en dirigir una producción Hollywoodense y su tarea se limitó a copiar otros filmes malos sobre la temática de exorcismos.
Desde los aspectos técnicos su dirección en muy amateur y los supuestos momentos de terror son completamente fallidos, debido a que abundan los elementos predecibles.
Tong roba de manera obscenas escenas clásicas de otras películas como La profecía y The Ring sin aportarle ningún enfoque novedoso al tema de las posesiones demoníacas.
Tampoco colaboraron los actores que nunca llegan a ser convincentes en sus roles y hunden más todavía esta propuesta.
Un terrible fiasco con el que no vale la pena perder tiempo ni dinero en una entrada de cine.