Entrañable comedia con genuino humor británico animada por un elenco sin fisuras
La semana pasada estaba decepcionado con “Los padrinos de la boda” (2011), no sólo porque carece de casi todo signo de ese gran humor inglés, hecho a base de una sólida elaboración de personajes y costumbres para llegar al punto irónico que lo caracteriza; sino porque, además, pretende imitar la fórmula que llena de dólares las boleterías en Estados Unidos y lo hace mal.
Pero el cine, como el fútbol, siempre da revancha. Ha llegado a nuestras costas una de las mejores comedias inglesas de los últimos años: ¡Con ustedes: “El exótico Hotel Marigold”!
Algo no se le puede negar a John Madden: Sabe presentar su idea integrando todos los componentes de una obra cinematográfica. Puede gustar más o menos, pero el hombre responsable de “La mandolina del Capitán Corelli” (2001), “Su majestad, Sra Brown” (1997) o “Shakespeare apasionado”, con la que le arrebató el Oscar a Steven Spielberg en 1998, conoce el paño en el que juega. Así, desde el primer segundo de proyección la música, la fotografía, la edición y los restantes rubros se presentan armónicamente. Como una sinfonía bien afinada en su ejecución.
En los primeros minutos nos presenta a los personajes como si estuviéramos en una reunión familiar. Todos son de la tercera edad, viven en Inglaterra y tienen motivos para no seguir haciéndolo. Evelyn (Judi Dench) ha realizado una operación inmobiliaria que la dejó sin techo; Muriel (Maggie Smith) quiere operarse de la cadera pero es bastante xenófoba y además quiere pagar poco; Graham (Tom Wilkinson) no da más del trabajo en la corte de justicia y quiere volver al lugar en donde vivió sus años felices; Madge (Celia Imrie) y Norman (Ronald Pick Up) no son pareja, pero andan buscando tener una; finalmente el matrimonio Ainslie (Bill Nighy y Penelope Wilton) sólo conviven en una aparente estabilidad y con problemas en su economía familiar..
Cada uno de estos personajes tiene una razón para hacer caso del brochure sobre un lugar en India que se presenta como un paraíso. El guionista en complicidad con el realizador los reúne en un aeropuerto de Inglaterra. A partir de ese momento, la visión del mundo a la edad planteada genera grandes diálogos y situaciones a cual mas graciosa.
Esta gran comedia sobre la vitalidad, el amor, la convicción, la posibilidad de cambiar sin importar la edad y, especialmente, el no renunciar nunca a ser feliz, se sostiene a partir de la ratificación del tipo de trama que el espectador sospecha que va a ver, desarrollo que encuentra su mayor apoyo en los estupendos trabajos de todo el elenco. Gracias a estos talentos tenemos la posibilidad de asistir a verdaderos duelos actorales donde se destacan dos características: La apropiación de los personajes y el profesionalismo para hacer lo que le conviene a la película y no a la estrella. El realizador invita a conocer a estos abuelos, con sus mañas, ñañas, y toda la experiencia a cuestas, sin buscar redimirlos ni juzgarlos, sino explorarlos para encontrar un humor muy profundo.
Una comedia entrañable sobre la que no conviene adelantar nada más que el hecho de poder salir del cine con una amplia sonrisa y el corazón emocionado.