¡Tiempo, alto ahí!
El extraño caso de Angélica es un cuento libre, una fábula extraña, una historia de amor eterno y sin fronteras, romántico y surrealista, que une a los enamorados más allá del tiempo y el espacio. La atmósfera combina la sobriedad luminosa característica de Oliveira con una tecla fantástica cuya simplicidad linda con lo sublime. Los ojos en el vacío, una imagen que se mueve, el origen del cine.
La obra tardía de uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos es una película secreta, una cajita mágica con un tendal de sortilegios, la barraca de verbena y una atracción familiar. En las fotografías suspendidas en la habitación, los inquietantes primeros planos de los campesinos contrastan con la delicadeza fúnebre de Angélica. Las imágenes murmuran a espaldas del artista. El humo de un cigarrillo se disuelve en la oscuridad. Antimateria. La magia de una ambivalencia refulgente. El vuelo raso del fantasma sobre el Duero, Méliès y Rimbaud. Las creaciones del ayer vagando en vías celestiales. Un abismo tras los fotogramas. Un canto ancestral. Un plano fijo, la mirada pura. Un pajarito, un gato y el ladrido de un perro. Angélica abre los ojos y sonríe.