El caso de Angélica es tan extraño como la película, donde lo fantástico aparece como fugaz pincelada sobre la realidad de un Portugal atravesado por la crisis económica europea y la transición a los nuevos modos de producción capitalista. Es la historia de un joven fotógrafo judío, Isaac, que se enamora de una bella muerta, Angélica, que lo hace perder hasta el agotamiento. Una llamada de urgencia le cambiará la vida que transcurre en una pequeña localidad cercana a Oporto. Fue filmada por el director portugués Manoel de Oliveira, que tiene 103 años y ha significado toda una leyenda en la cinematografía portuguesa por esa marca por lo fantástico. Pero en esta ocasión deja que desear. Tiene un buen guión, la historia es original pero es un filme para degustar en tiempos lentos y dramáticos.