Apertura de la sección Un Certain Regard, Manoel de Olivera, un respetado director de tan sólo 101 años, vincula la metafísica con un relato romántico. Un hombre solicita la asistencia de un fotógrafo para un trabajo particular, ante su ausencia la labor deriva en Isaac, un jóven fotógrafo, tímido y considerado “extraño”. El trabajo: tomar fotos de una bella mujer que al estar a poco tiempo de casarse, fallece.
La cámara de fotos como elemento fantástico capta algo más que una simple imagen, Angélica cobra vida en ellas y esto derrumba física y psicológicamente a Isaac, quien se enamora de ella. Determinados sucesos extraños lo persiguen, el entorno nota esos cambios en las actitudes del jóven fotógrafo de religión judía, envuelto en el encargo de la sesión a cargo de la católica madre de la difunta.
Oliveira nos brinda nuevamente una grata experiencia cinematográfica luego del hermoso segmento de Chacun Son Cinéma y Belle Toujours, de cuidada fotografía y un trabajo digno de Ricardo Trepa en el rol de Isaac.