Película edificante. Basada en una novela que cuenta una historia real. Una madre española viaja con Tristán, su hijo autista, hasta la Patagonia. Ella ha visto que Tristán ha reaccionado favorablemente cuando por TV un documental de la Patagonia sobre un guardafauna, Beto, que tiene un vínculo especial con las orcas. Y hacia allí viaja. Ella es una madre separada y triste. Y Beto, un ermitaño que ha perdido un hijo y prefiere refugiarse en la soledad y el silencio. Como siempre sucede en el cine, la relación empieza siendo hostil, pero al final todo cambiará. No sólo al nene le cuesta sentir. Ellos también prefieren estar callados y aislados. No es el único lugar común. Y bueno, entre los tres, ayudados por la orca,otra solitaria, se las arreglarán para ir descubriendo algo de luz entre vidas tan sombrías: el nene se reanima, la mujer y el Beto también, la orca ayuda y el único que complica las cosas es un funcionario -¡cuándo no!- demasiado molesto. Historia emotiva a la que le falta intensidad y rigor. Todo suena muy armado. Algunos pincelazos costumbristas y un reencuentro con la naturaleza redondean una historia tan edificante como previsible.