Rebelión en la granja
Un lugar que parece no tener nada, sólo unos cuántos chicos y un hombre que se ocupa de ellos, termina siendo escenario de múltiples conflictos en El fin de la espera (2008). Pero ninguno parece frenar a Jacinto (Ulises Dumont), el dueño de la granja, que está dispuesto a todo con tal de proteger a sus inquilinos.
El protagonista es un hombre de 65 años cuya prioridad es el cuidado de un grupo de chicos con los que convive en una granja. Pero su tarea se hace aún más dificultosa cuando la fundación que los ayudaba económicamente los abandona, su cosecha no prospera, y varios de los chicos se fugan, quedando a su cargo sólo un nene y una embarazada. Es entonces cuando el ministro de Bienestar Social (Ricardo Bertone), amigo del anciano, llega al lugar. Pero su presencia en vez de mejorar la situación, la complica aún más, ya que es perseguido por un caso de corrupción.
Desde el comienzo, y hasta una de las últimas escenas del film, se planta la duda de dónde está El Pulga (Alvin Astorga), el primer chico que se escapó del hogar. Pero éste es sólo uno de los problemas que logran abatir a Jacinto, que no sólo espera noticias sobre el paradero del adolescente, sino también ayuda económica para su proyecto, y la llegada de la lluvia que riegue sus tierras.
Casi tres años después de su muerte, el público puede ver a Ulises Dumont encarnando un personaje que enternece en –casi- la totalidad del film, ya que su única preocupación es el cuidado de sus chicos. Su amor parece inagotable, y lo conduce a realizar hasta lo impensable, como por ejemplo cavar un pozo muy profundo en busca de agua, aunque termina utilizando el hoyo para un fin totalmente distinto.
El ritmo que tiene la película se debe a que los conflictos se suceden uno tras otro, sin dar respiro a Jacinto, por lo que el espectador se mantiene en estado de alerta. Además, éste personaje sufre una transformación a lo largo del film, cuando se desborda ante los múltiples problemas que debe enfrentar, y llega a actuar de una forma que es impensable en el comienzo del film.
Este es el tercer trabajo que el director Francisco D'Intino presenta en dos semanas, luego de dos estrenos simultáneos, Rita y Li (2010) y Caiçaras, los hombres que cantan (2011), el primero de ellos aún en cartelera.
El fin de la espera se desarrolla en una granja enmarcada en las sierras de Tucumán, siempre presentes en el fondo de cada plano. Pero la tranquilidad del lugar será interrumpida, y Jacinto se mostrará invencible, ya que cuando se trata de sus chicos, está literalmente dispuesto a todo.