Estupendo retrato de un personaje inabarcable
Este trabajo se anuncia con un subtítulo bastante humilde, que dice así: "Un documental (im)posible sobre Enrique Pichon-Rivière". Es posible, porque está hecho, y realmente bien hecho. Y se supone imposible porque el hombre era inabarcable, y porque su figura sigue abierta a nuevas interpretaciones y representaciones, como señala su propio hijo Joaquín en una linda escena inicial grabada en el Borda, cuando se inauguró un busto a medio hacer (y así sigue).
Miguel Luis Kohan, médico psicoanalista y también autor de "Café de los maestros", nada menos, desarrolla una biografía muy atractiva, entretenida y precisa de Pichon-Rivière a través de los recuerdos del hijo, de su discípulo y continuador Alfredo Moffat, el del Bancadero, de grandes amores suyos y de amigos varios, como Gyula Kosice, que cuentan sobre su infancia en el Litoral, el sucesivo aprendizaje del francés, el guaraní y recién después el castellano, su temprana comprensión del modo en que los guaraníes sabían convivir con los locos en vez de apartarlos, sus estudios, ejemplos y aportes en el plano académico, social y hasta en el fútbol del interior, su vida cotidiana y también su época, esos años 50-60 que hoy añoramos. La última voz que se escucha es la suya, y dan ganas de seguir oyendo. Vale la pena.