La película de Miguel Baratta y Patricio Pomares realizada en el pueblo de Carlos Keen con pobladores del lugar sin experiencia actoral, es una cruza de actuación y documental, donde las imágenes de humanos y paisaje se entrelazan con intensidad. Un adulto mayor lleva un arbolito fruto de su jardín para pagarle a una curandera para que lo salve, mientras sus miedos y la soledad se cruzan con supersticiones populares.