Historia mínima, logro máximo
Habrá que prestarle atención al estreno tapado y silencioso de la semana. Ópera prima de Miguel Baratta y Patricio Pomares, El fruto es una pequeñísima historia rural acerca de la rutina de un anciano en una ciudad bonaerense de apenas 400 habitantes llamada Carlos Keen, ubicada al límite con La Pampa. Allí, entre conversaciones y actos cotidianos, Juan se propone llevarle un pequeño árbol a la curandera del pueblo como obsequio por los servicios prestados. A lo largo de ese recorrido se cruzará con vecinos, amigos y demás personajes de la vida pueblerina.
La cámara de la dupla sigue las acciones a una distancia prudente, observándolas sin entrometerse en su desarrollo, en muchos casos con planos fijos. De esta manera, El fruto logra encontrar lo extraordinario dentro de esa rutina valiéndose de un registro oscilante entre la ficción y el documental, adquiriendo para sí las características principales de su protagonista para terminar convirtiéndose en una de esas películas en la que el tiempo parece transcurrir a otra velocidad.