Un amor sin demasiado detalle
El fútbol o yo comienza mostrando de manera muy explícita que Pedro (Adrián Suar) es un adicto al fútbol, lo cual está arruinando su vida familiar. Su mujer, Verónica (Julieta Díaz), ya no soporta ocupar un segundo plano en su vida. Cuando lo echan del trabajo por mirar fútbol en horario laboral y miente al respecto, ya no hay vuelta atrás. Si Pedro quiere volver con ella, debe rehabilitarse.
Parte del problema de la película es que queda muy claro porqué esta pareja debería separarse, pero no por qué deberían estar juntos. La historia en común y las hijas adolescentes -a las que no vemos reaccionar frente a la crisis familiar- no parecen suficientes para condenarse a la infelicidad conyugal. El camino que Pedro tiene que recorrer para abandonar su adicción y comprometerse con su matrimonio no está desarrollado en profundidad, sino apenas ilustrado a través de una serie de situaciones, en su mayoría humorísticas, que parecen forzadas para cumplir con el proceso del personaje. El que emprende ella para recuperar sus intereses, directamente no se muestra.
El carisma y la gracia de Suar y Díaz no resultan suficientes para cubrir las carencias de sus personajes y la falta de eficacia de las situaciones de comedia. El elenco de buen nivel que los acompaña tampoco tiene muchas posibilidades de lucirse, con las excepciones de Spregelburd y Casero, un comediante cuya propia sensibilidad y talento lo hacen brillar en casi cualquier escena.