Desde que vi el tráiler, me quedó bien claro que no soy el público “target” de este estreno. Mi falta de pasión por el fútbol me caracteriza y este film es una oda (bien al extremo) de eso.
Hecho este comentario, debo decir que la película me gusto bastante pese a eso y que por lógica pura puedo decir que un amante de ese deporte, o sea casi todos los argentinos, la pasará genial cuando la vea.
Me gusta mucho el cine de Marcos Carnevale, ya sea Elsa y Fred (2005) o Viudas (2011), films bien solemnes, El espejo de los otros (2015), película un tanto más experimental, Inseparables (2016), gran remake, o Corazón de León (2013), una comedia muy equiparable con la cinta que hoy nos toca.
El realizador logra siempre tocar ciertas fibras, ya sea por lo dramático o gracioso. Y si bien aquí casi todo pasa por la exageración de un fanatismo, también hay algunas escenas que se sienten muy reales en cuento al desarrollo de los personajes cuando hablan de sus problemas.
La historia es simple, pero tampoco pretende ser complicada. Es previsible y esa es su única contra.
El despliegue técnico es incluso un poco abrumador para ser una comedia.
En cuanto a lo actoral, me animo a decir que en un par de escenas Adrián Suar sale un poco de su zona de confort en lo dramático. Hay que reconocerle que está bien.
La dupla con Julieta Díaz ya ha sido probada que es buena y aquí repiten química.
El resto del elenco se encuentra en la misma línea pero sin mayores sorpresas. Alfredo Casero hace reír bastante.
Y si hablamos de risa, la película tiene varias escenas que causan eso. Hay un golpe-efecto bien certero pese a los clichés.
Mucha referencia futbolera, una obviedad la que remarco debido al título y la premisa del film pero que hay que destacar. Yo me quedé fuera de muchas cosas por no conocer ni camisetas, ni equipos, ni jugadores y muchos elementos de aquella mística bien argentina.
En definitiva, El fútbol o yo es una buena comedia muy disfrutable por el gran público, con una fórmula híper probada y una realización impecable.