Negarse al progreso es de necios. El ser humano, desde sus antepasados más remotos, intentó y fue consiguiendo a través de los años hacer que su existencia sea lo más cómoda y confortable posible. Siempre supo que, ante las modificaciones logradas, no iba a conformar a todos porque durante el tránsito también se sufren pérdidas. Lugares recorridos en la infancia que no volverán a ser lo que fueron, trabajadores desempleados reemplazados por máquinas, con la consecuencia de contaminar el ambiente. Mucha ganancia en manos de unos pocos, y para los empleados exigencias, malas condiciones laborales y un magro sueldo.
Durante este documental realizado por el Grupo de Cine Insurgente nos plantea, con su posición ideológica, cuestionar y criticar los tiempos modernos al tomar como ejemplo lo que sucede en Ingeniero White, un pueblo ubicado al sur de la provincia de Buenos Aires, vecino a Bahía Blanca. Repasa la transformación que sobrellevó en poco más de cien años, desde ser una pequeña, pero fundamental localidad portuaria, donde los trenes que transportaban granos llegaban hasta allí, para después cargarlos en barcos que iban a Europa, principalmente a Inglaterra, hasta la actualidad, cuando se instaló un polo petroquímico.
En los comienzos había mucha gente que trabajaba en el puerto, en el ferrocarril, o pescando, y a través de esos oficios se generaban otros empleos relacionados entre sí. Pero, como lo bueno dura poco, gracias a las decisiones políticas y económicas de los distintos presidentes que hubo desde el gobierno de Lanusse hasta hoy, cuando instalaron varias empresas petroquímicas sobre la costa, el pueblo dejó de ser lo que era. El desempleo, la desaparición del tren, la contaminación, tanto del aire como de la ría, que afecta día a día a la población, cambió al vergel en un páramo.
El relato se basa en las entrevistas convencionales tanto a historiadores como a habitantes comunes, y otros que trabajan en los museos del lugar, alternado con fotos en blanco y negro, mapas antiguos, etc. Todos aportan su opinión, conocimientos y punto de vista de cómo pasó lo que pasó y cómo tratar de solucionarlo. Lo llamativo es que no se consulta a la otra cara de la historia. No hay notas con alguien que haya estado en la intendencia, en la justicia, o que tenga un cargo importante dentro de las empresas denunciadas.
De ese modo se pierde objetividad en la narración. Como también se desvía el foco de la atención porque finalmente no se sabe bien lo que se quiere decir. Si lo que importa es contar el esplendor y declive de una localidad bonaerense, o si la necesidad es criticar al progreso por la instalación de grandes fábricas que no precisan tantos empleados para funcionar. O, tal vez, la contaminación y los accidentes laborales apañados tanto por el poder político como el judicial. De lo que estamos seguros es que éste film pone en consideración, una vez más, una de las paradojas de la realidad argentina.