La pregunta ¿Qué es el progreso? acompaña, de manera a veces tácita, a veces explícita, el nuevo trabajo del Grupo de Cine Insurgente: El futuro llegó. La elaboración de la respuesta es colectiva, a tono con la autoría compartida de este documental nacional que se estrenó el jueves pasado en el cine Gaumont.
Fernando Kirchmar, Alejandra Guzzo, Omar Neri encabezan el equipo que encontró en la localidad bonaerense de Ingeniero White, a diez kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca, una versión condensada de la Historia argentina. El bautismo en 1899 por decreto presidencial de Julio A. Roca en homenaje a un amigo; la llegada de inmigrantes europeos en la primera mitad del siglo veinte; la consolidación del puerto comercial al servicio de la exportación agrícola; el paso del ferrocarril británico, nacionalizado, desmantelado; la conformación de un polo petroquímico que nuestro Estado fue cediendo progresivamente a empresas multinacionales son algunos de los hitos locales con eco nacional… o al revés.
Las variables para qué y para quiénes de esta interpelación al progreso orientan la respuesta que esbozan los guías del museo taller Ferrowhite (en especial el ex ferroviario Pedro Caballero), el ex director del Museo del Puerto Sergio Raimondi, el escritor Osvaldo Bayer, vecinos de Ingeniero White (en especial del barrio Villa Delfina y familiares de Juan Cruz Manfredini), pescadores, empleados de distintas empresas del polo petroquímico, el actual secretario adjunto de la CTA Autónoma y de SUTEBA Bahía Blanca, Enrique Gandolfo, el periodista Pablo Busetti, el abogado Leandro Aparicio, la doctora en Economía Valentina Viego, el profesor de Física de la Universidad del Sur Dante Patrignani, el doctor en Biología Sergio Salva.
Las entrevistas y el material histórico, periodístico, empresarial constituyen las principales virtudes de este fresco de una localidad (y de una Argentina) tallada(s) por dos escuelas de escultores: una fundada por la alianza público-privada que comete iniquidades en nombre de un porvenir promisorio; otra conformada por los ciudadanos que resisten esos embates.
Es manifiesta la empatía de los realizadores con los escultores de la escuela popular, y eso está muy bien para los espectadores que preferimos el concepto de honestidad intelectual antes que el de objetividad. Pero ese fenómeno de identificación parece provocar dos resbalones hacia el final del largometraje: el primero da cuenta de cierta desproporción narrativa a la hora de abordar el flagelo de la precarización laboral (acaso el caso Manfredini amerite un documental aparte antes que la suerte de apéndice que representa en este film); al segundo lo registramos cuando la voz de un entrevistador se cuela en el último tramo de la conversación con la mamá de Juan Cruz y con un empleado de Solvay Indupa (estas intervenciones resultan disruptivas después de más una hora de escuchar solamente el testimonio de los entrevistados).
En este punto da la sensación de que Kirchmar, Guzzo, Neri y equipo no pudieron contener la indignación ante un futuro generoso con los empresarios (y con los funcionarios estatales asociados) y criminal con los trabajadores y el medio ambiente. Por eso decidieron contar en este –y no en un próximo– documental que un fiscal le escupió a la madre de Juan Cruz la advertencia “La Justicia no es para los pobres”. Por eso se salieron de la vaina en el último tramo de las entrevistas a esta mujer que exige una sanción penal para los responsables de la muerte de su hijo de 25 años y al compañero de trabajo del también fallecido Fabián Monterroso.
Estos deslices hacen más o menos mella según el criterio de evaluación que privilegien los espectadores: la técnica narrativa, en este caso cinematográfica, o la invitación a preguntarnos, además de qué es el progreso, qué (tipo de) futuro suele promocionar nuestra dirigencia. Ante el romance que la alianza gubernamental Cambiemos mantiene con las petroquímicas instaladas en Ingeniero White –recordemos el reciente acto de campaña en una planta de Dow Argentina–, algunos priorizamos el segundo parámetro sin dudar.