Amigas de siempre ante un futuro que siempre está llegando
Constanza Novick debuta como realizadora. Su relato abarca unos veinte años en la vida de dos amigas del colegio que más allá de distancias, enojos y tironeos, siguen juntas. El film cuenta las idas y vueltas de un vínculo tenso, entrañable, difícil y sensible. La vida las juntó, las separó, las reunió. Film frágil, fresco, pero demasiado leve. La directora, de larga y valorable trayectoria como guionista de TV (“El sodero de mi vida”, “Son amores” y “Soy tu fan”), se apoya en una estructura casi teatral, con primeros planos, mucho interior y abundancia de diálogos. Hay sinceridad en la mirada pero a veces con eso no alcanza. Es una contribución más de un cine hecho por mujeres que sobre todo en estos días (“Zama”, “Alanis”, “Temporada de caza”) ha picado bien alto. Y este trabajo no desentona. El futuro que viene se suma con naturalidad a esos retratos minimalistas más preocupados en retratar impresiones y climas que en desarrollar historias. Dos chicas que en la adolescencia eran inseparables (hasta les gustaba el mismo chico) y después la vida les fue dando y quitando: amores, sueños, lágrimas, separaciones, hijas. El libro no profundiza ni aporta nada nuevo, pero es creíble y sensible. Y no cierra nada, es como la vida, que fluye sin salidas hasta ahí y nadie sabe cómo seguirá. Tiene como cualidad un buen trabajo actoral, sobre todo de Dolores Fonzi, cada vez más intensa, una muchacha hermosa, dueña de una mirada y una presencia que siempre transmite energía. Es un promisorio debut de una guionista que sigue pensando más en las palabras que en las imágenes.