Así en la vida como en el ring
El cine siempre ha dado muestras cabales de lo maravilloso que le encastran las historias de boxeadores, relatos de vida, frustraciones, de genuinos "loosers", a las pruebas me remito: "El campeón", "Requien para un luchador", la primera "Rocky", "Ciudad dorada" de John Huston, las argentinas: "Nosotros los monos" -un excepcional largo documental olvidado de los años 70- y "Gatica" de Favio, la reciente "El luchador" con Mickey Rourke de Darren Aronofsky, y siguen los títulos.
Aqui estamos en presencia de un filme contundente disparado a través de la historia verídica de dos hermanos: uno devenido en leyenda y arruinado por su adicción al crack y el menor como un campeón en carrera, que peleará no solo arriba del cuadrilátero sino con los fantasmas de su hermano casi irrecuperable, una familia opresiva con una madre sofocante y siete hermanas insoportables, un pueblo exigente, y el amor de una chica que no se queda atrás en sus influencias sobre el boxeador. Pelear contra duros contrincantes, y hacerlo contra las vicisitudes cotidianas a veces es casi lo mismo.
Drama real que respira buen cine, que da choque con unas buenisimas tomas de los combates que el director David O. Russell ofrece con estética de los cotejos de HBO en la TV, tambien se va mostrando la filmación de un documental que hace esta compañia sobre el hermano mayor no como la leyenda que es en su pueblo sino como una muestra de la ferocidad del adictivo crack.
Rubro actuaciones: las palmas mayores son para Christian Bale como el perdedor hermano -por ello acaba de ganar su Oscar-, Mark Wahlberg muestra que además de productor de la peli es muy bueno y sobrio en el papel del activo boxeador, la madre que hace Melissa Leo es de un carácter formidable -tambien hace horas se acreditó su Oscar-, y Amy Adams, sigue y sigue mostrando sus dotes merecedoras de elogios, que van tanto en comedias como "Encantada" a soberbia dramática en "La duda".
Muy buena realmente, aunque en la taquilla no le haya ido tambien como tanto bodrio acumulado de pretensiones estúpidas.