Anexo de crítica: El interesante acercamiento de Carlos Sorín al cine de género genera beneplácito para un público acostumbrado a los códigos y reglas de filmes de este tipo. El gato desaparece es un cuidado ejercicio de estilo donde el realizador de Historias mínimas mueve con eficacia los resortes del cine de suspenso, utilizando los recursos del sonido, la puesta en escena y el fuera de campo en función de una narración que pendula en un terreno de ambigüedad y que va acumulando tensión a partir de los comportamientos de sus protagonistas. Luis Luque compone un personaje complejo y contenido que a fuerza de silencios y gestos cobra dimensiones diferentes, pero sin lugar a dudas quien genera mayor expectativa es Beatriz Spelzini porque en ella se refleja y proyecta la sutil enajenación y locura que atraviesan el relato hasta el último minuto...