Se palpita el comienzo del mundial. Un deporte que es pasión de multitudes, el país se paraliza. Se siente en el aire, el espíritu futbolero a flor de piel, y aparecen las cábalas que no fallan; calentamos motores. Ariel Winograd, el responsable de films como “Permitidos” (2016) y “El Robo del Siglo” (2019), aborda nuevamente el terreno de comedia, con suma pericia. Nos retrotraemos a 2017: en la antesala del Mundial de Rusia; echamos un vistazo a la tabla de posiciones y, si bien las probabilidades están a nuestro favor, algo no marcha bien. A tres partidos de la finalización de las clasificatorias, Argentina está fuera de la competencia. No estamos listos para pronunciar esas palabras, lo último que se pierde es la esperanza. Una insólita campaña irrumpe en los medios con más ingenio que sentido común.
El marco social y deportivo ofrece en bandeja de plata, a un gris y depresivo gerente, en la piel del enorme Leo Sbaraglia, una última posibilidad para resarcirse y dar a su carrera profesional (tanto como a su vida personal), un drástico giro. Desde su responsabilidad como gerente de marketing, hay riesgos que tomar. Se vienen días de sobredosis de TV y el deporte más convocante del país es el gancho perfecto. Negocios son negocios. Dice la fórmula: bolsillo lleno, corazón contento. Una oferta apostará con los propios colores en juego, no tenemos nada que perder. ¿En qué creer después? Si se mezclan con la pasión, ¿qué resultado obtendremos? Las pasiones hace tiempo que no mueven el vuelo rasante del querible Álvaro, un ser hecho a medida de televisión en blanco y negro, ataviado con un vestuario que parece anclado en plenos años ’70. Para él, cambiar significará poder reencontrarse con aquel lejano deseo perdido.
El espectador comprenderá las convenciones presentadas y empatizará con un personaje adormeciendo en sus vínculos, viviendo su vida bajo un manual de instrucciones que está a punto de romper en pedazos. En su cartuchera hay una última bala. La adrenalina cursa por sus venas, el corazón se acelera y lo que ve delante no es la boca del túnel…la salida de emergencia va directo a una sala de hospital. Álvaro palpita un final reñido, pero no hablemos de repechaje. Si el resultado deportivo no se inclina a favor, la desgracia quedará subsanada con su propio suicidio profesional; son los porcentajes para una ecuación infalible. Lo fundamental es cumplir el objetivo: que la empresa triunfe, colores son amores y la TV los muestra en HD. Las redes sociales saben hacer su juego…trina el pajarito. La marca garantiza calidad en tecnología. La apuesta se convierte en trending topic. El gerente se juega (y transpira) hasta la camisa, literalmente. Lo volvería a hacer mil veces, si hiciera falta, reafirma. La selección camina por el borde del abismo…¡no hagan enojar al Tano Pasman!
Carla Peterson, Cecilia Dopazo, Martín Piroyanski y Luis Luque son nombres de peso para una película hecha con química y precisión. “El Gerente”, basada en sucesos reales relatados en el libro “” – autoría de Romina Zollo-, mixtura fútbol e internas empresariales para acabar convirtiéndose, al fin, en excusa para hablar acerca de un hombre como cualquiera de nosotros, afrontando deberes paternales y en busca de su propia redención. Ese gol de último minuto, que con acierto sabe plasmar el guión de Patricio Vega (“Hermanos & Detectives”). Convertido en el primer film nacional estrenado en la plataforma Paramount+, ofrece gracia, dinamismo y algún que otro cliché a la hora de congeniar una historia que nos ilustra sobre las segundas oportunidades que siempre reconfortan.