Todos en Chile han oído alguna vez hablar de él. El Circo de Timoteo ha sido objeto de estudio por ser la primera compañía que en la que sus integrantes son transexuales y organizan sus cuadros partiendo de esta temática.
Como todo espectáculo circense, son nómades y van de una punta a la otra del hermano país. Y si esto no es suficente para conmoverlos, les cuento que llevan 40 años haciendo esta tarea. Cuarenta años en los que se enfrentaron no sólo al paso del tiempo (con su cambio de hábitos en los espectadores), sino además a una gran dictadura, sosteniendo su identidad y valor como artistas. Lorena Giachino Torréns propone al espectador un documental de observación.
Poca o inexistente intervención oral, algunas charlas aisladas, imágenes y postales de shows o de los ensayos de los integrantes del circo. Timoteo está enfermo y a sus 70 años (cuando fue rodado el film), tiene problemas en sus pulmones (ha sido un gran fumador).
so resiente el ánimo de la compañía. Atraviesa la atmósfera la pregunta de que sucederá cuando Timoteo no esté. Además, como todo emprendimiento en solitario y sin apoyo estatal, este circo lleva pocos espectadores a sus shows.
Si bien su energía e historia puede verse como atractiva, lo cierto es que no estamos en una época donde a los artistas independientes circenses se los trate con respeto y se acompañen sus proyectos.
Eso aparece solapadamente en este documental, en el que nos hubiese gustado por ahí conocer más sobre anécdotas en las que Timoteo y su banda se enfrentaron al estado opresor de Pinochet.
Apuesto que ese material podría ser para alquilar balcones. Interesante (aunque melancólico en grado uno, quizás) propuesta que puede verse en el Gaumont. Pensaron cuántos circos emblema hemos perdido en estos últimos años en Argentina?