Como todas las películas de Baz Luhrmann, esta también es poderosa desde lo visual, valiéndose de todos los recursos cinematográficos posibles colores sepia, flashbacks, zooms dignos de Leone, pantalla partida, logrando un efecto cautivante digno de un musical de Broadway. Una puesta barroca en la que Leonardo Di Caprio se luce en un papel que parece escrito a su medida.
Un show fílmico de proporciones en donde todos los rubros técnicos incluida la banda de sonido, confluyen en una gran historia épica, romántica e inolvidable.