Buz Luhrmann toma el desafío de meterse con Scott Fitzgerald y “El Gran Gatsby”. Y las cosas le salieron con aciertos y defectos. Es una película visualmente hipnótica y atractiva, con la utilización del 3D y los anacronismos musicales e históricos. Pero cuando se mete de lleno en el melodrama, amén de respetar demasiado las líneas de diálogo, prefiere el relato a la acción y la emoción no fluye, a pesar de algunos muy buenos momentos de Leonardo Di Caprio en su patético y vulnerable personaje y el encanto de Carry Mulligan. Fría y bella, jugada y superficial, atractiva y por momentos obvia. Imperfecta, pero digna de verse.