Mucho ya se esta hablando de si es buena o es mala, de si la adaptación es correcta o no. En esta reseña, poco y nada voy a decir de la novela. Solo me voy a limitar decir que llegué a ella por la película. Y es así como me gusta llegar a los libros. En ellos siempre encuentro algo más de aquello que me fascinó en una película. Claro que solo pasa cuando la peli me gusta mucho, cuando quiero más tiempo con esa historia de compañía. La relación que uno tiene con una película o con un libro, es diferente, los lenguajes de ambos lo son, y los tiempos de cada uno son también diferentes. Por lo que no voy a compararlos. Solo diré, que encontré lo que buscaba, cuando ahondé en el Gatsby de la novela. Y que no fue diferente a ese que me sedujo en la película.
Y ahora si, nos metemos de lleno a lo que vinimos.
Para hablar profundamente, no solo sirve ser austero; a mi entender la grandilocuencia, el exceso, habla también, por contraste. Como el negro habla del blanco y viceversa. Es por eso que tanto despilfarro, tanta ritmo, sonido, y planos cargados de información imposible de ser leída por el espectador a no ser que frene la cinta; tienen un sentido, un decir. Sería muy ilusa si creyera que un director que no es ni novel ni tonto (a juzgar por cómo juega con este lenguaje), desconozca que cada plano debe (mejor digamos “debería”) estar en pantalla el tiempo suficiente para ser “leído” por el espectador. Si esto no se cumple, debo como mínimo pensar, que es adrede.
Todo ese tono barroco, esa cosa pomposa al extremo, a mi me esta contando mucho; que no pueda leer todo el plano porque atesta de cosas, brillos, y sonidos, también me dice. Me habla de excesos. Me aturde. Como quizá estaba aturdida toda esta gente de los locos veinte. Y ya que estamos en época, difícilmente alguien sume: años veinte, despilfarro, riqueza, y persona que trabaja en la bolsa; y todo eso no de como resultado que pensemos no solo en una historia de amor (inalcanzable, utópico, irreal) sino también en una crisis que todo mundo conoce y que supone también un resultado a una riqueza y crecimiento que por momentos se creyó tan alcanzable y real, como Gatsby creyó su amor.
Pensar que la película se ciñe solo a una historia de amor por ver planos cargados de poderío visual, es minimizar lo que la belleza visual pueda decir sobre la historia. Creer que solo se buscó esa belleza fotográfica en el espectador, es, o subestimar al director y todos los técnicos, o bien ignorar la riqueza del lenguaje que tiene una película (que no son solo diálogos, y besos, y ya). Para reafirmar esto, puedo mencionar que no solo tiene que interpretarse la imagen, también el montaje (una de las cosas más lindas que tiene esta película), y la cámara y sus movimientos (que a muchos molesta), que sigue la misma intención de contar que aquellos planos recargados de cosas.
Recordemos solo para poner un ejemplo de los más simples, cuántas veces la cámara fue en picada hasta el suelo. Si eso no tiene relación con la historia, pues a mi al menos déjenme creer que si. Ni hablar del gran sentido que tiene la torpeza del encuentro entre los amantes, que no es cómica por comedia, sino por dramática, por vulnerable, por cursi (tanto como tanta flor, y tanto champagne y tanto sueño americano). Lo ridículo de todo, esta ahí siempre presente. Y aún así, el amor se siente. Equivocado. Más obsesión que amor. Pero le da una pequeña redención a la historia, a la peli, a la raza humana.
¿Vuelve el pasado? Tantas maneras hay en las que el pasado vuelve y sin embargo siempre hay que ir hacia adelante. Cuántas luces verdes perseguimos y casi tocamos. Con cuántas quimeras soñamos. Si en esta trama se vería demasiado real ese amor, esos sueños, todo lo demás se desmoronaría, y la historia ahí si, sería únicamente de amor. Pero no lo es. Por eso nada es muy real, ningún amor deja de ser a la vez, torpe, frío, incierto, equivocado, o almidonado.
Natural hay poco. Vaya que si!!! Ese pasado esta volviendo a cada rato parece.
Pero mientras una historia me deje con ganas de más, un personaje me deje tan angustiada como enojada, algo tenemos aún en la sangre.
Así que desde este rincón la recomiendo.
P.D.: No, no hable del jazz, y el hip hop, pero lo mismo que he dicho acerca de los planos, el montaje, y las actuaciones semi ridículas, digo sobre el anacronismo y sincronismo no solo relacionado con los tiempos de la historia y los del espectador, sino también sobre las escenas y encuadres, y todo el juego que el director hace de cada elemento que se utiliza para que el cine cuente, en donde el sonido es otra cosa que no resulta un mero acompañamiento. Y ya que estamos, la BSO esta genial!
P.D.2: ¿Ven la última foto de la reseña? ¿Han probado la sensación de esa postura? Se mezcla tanto el placer como el mareo. La peli esta llena de estos planos ¿porqué creen? Miren la primera foto de la reseña ;)
P.D.3: No la vi en 3D (aún me resisto ;) )