Luego de años de silencio cinematográfico, Baz Luhrmann volvió al ruedo y lo hizo al mejor estilo Tony Stark: mucha pompa, mucha fiesta y música de la mejor.
“El Gran Gatsby”, basada en la novela homónima de Scott Fitzgerald, está narrada por Nick Carraway (interpretado por un muy sobrio y correcto Tobey Maguire) un joven pueblerino, quien, ante la promesa de una vida excitante en la gran ciudad,decide mudarse a New York. Corren los años ’20 y la vida no parece haber cambiado mucho para Nick hasta que comienza a mezclarse con gente muy prominente y es así como de a poco – y sin querer queriendo – termina totalmente absorto en una caravana de excesos, mentiras y traiciones que, claramente, no llegan al mejor puerto.
Si bien el guión comienza de manera muy similar a la historia original, de a poco se van creando baches que, lamentablemente, no se terminan de emparchar. Por otro lado, los personajes principales están muy bien compuestos y se destacan, en especial, las actuaciones
de Tobey Maguire y Joel Edgerton.
Para esta cinta, Luhrmann se suma a la lista de directores que decidieron apostar al 3D. Si bien esta tecnología ayuda al efecto total del film, la estrella de la misma es, sin duda alguna, la
espectacular puesta en escena. Baz no escatimó en gastos, y contó con la ayuda de un par de pesos pesados como ser Miuccia Prada (en diseño y confección de vestuario) y la famosa casa de diamantes Swarovski (en diseño y confección de accesorios). A esta hipérbola de la imagen no nos olvidemos de sumarle la encantadora presencia de Leonardo Di Caprio.
La música, como era de esperarse, también hace de las suyas, y cabe destacar el balance creado entre melodías jazzeras típicas de la época y música completamente ajena a la misma. Es así como podemos distinguir una pegadiza melodía de hip-hop o rap o las melancólicas voces de Florence Welch o Lana Del Rey, mientras disfrutamos de opulentas fiestas y noches de descontrol.
Si bien la historia deja un par de cabos sueltos, vale la pena invertir un par de horas en el cine, al menos para poder disfrutar de esta joya visual que Baz nos preparó.
Moraleja No todo lo que brilla, es oro, aunque seguro es Swarovski!