Mediocre y complicado
El jefe de operaciones especiales del FBI Montgomery (Christopher Meloni) sigue las pistas de un grupo comando de ladrones que se empeña en robar los bancos de un director famoso y multimillonario Hubert (Bruce Willis), quien, a medida que se esclarece el caso, quedará expuesto a a una red de conspiraciones y corrupción.
El gran golpe es un film que expone la corrupción, conspiraciones e intereses que se manifiestan entre las entidades de seguridad, como la policía, el FBI o las propias fuerzas armadas. El film, dirigido por Steven C. Miller (Extraction /2015), comienza por un gran pulso narrativo donde presencia intimidante del grupo comando encargado de robar los bancos, marcando el ambiente y tono de la película. Sin embargo, demasiadas conspiraciones, historias paralelas sin un desarrollo claro ni acertado terminaron por descender la intensidad y atención que propuso desde sus primeros minutos. El guion nunca puede mantener el grado de complejidad que propone con varias historias en distintos ejes temporales, mientras que se toma recaudo de indagar por el desarrollo de personajes que no le hacen falta al argumento.
Esa inconsistencia se siente en toda la gestación del film, con una narrativa lenta, giros irrelevantes y diálogos mediocres entre los personajes. El único momento en el cual el film sale de esa parsimonia mediocre es cuando este grupo comando de ladrones aparecen en esa y acaparan la pantalla. La acción, mínima pero contundente, hacen de estas escenas lo más entretenido y disfrutable de toda la película, en la cual, curiosamente, los protagonistas no emiten diálogos.
Christopher Meloni es el único con interpretación aceptable como jefe de policía, aunque la resolución de la película no le hace honor a la construcción de su personaje. El resto del elenco, conformado por Dave Bautista, Adrian Grenier, Lydia Hull, Tyler Jon Olson, Christopher Rob Bowen, Chris Hill comprenden personajes cliché, banales y mal desarrollados, en una trama que no los necesita ni les otorga algo más para ofrecer. Otro que no ayuda a El gran golpe es el papel de Bruce Willis, sin brillo ni color, mediocre, lineal y poco destacable. Nunca llega a cumplir el papel del director perverso que de una corporación multimillonaria que antepuso su dinero por encima de cualquier cosa.
Steven C. Miller, en su afán por realizar una película que exponga las conexiones corruptas entre los organismos de seguridad y las grandes organizaciones, comprendió un film demasiado rebuscado y poco prolijo en su tramado para llegar un final resolutivo y concluyente. El gran golpe, de 107 minutos de duración, no se toma el tiempo necesario para procesar toda la información, teorías y personajes que presentan una atrás de otra, sin llegar a focalizar en un lugar concreto hacia donde debería apuntar el espectador.