La película marca el retorno del mejor WES ANDERSON detrás de cámaras, aquel de las comedias absurdas y bizarras con una cinta de alto impacto visual y plagada de momentos sublimes. Con toques de boudeville, gags que parecen salidos de un cartoon, y una atmosfera surrealista, es una farsa cautivadora que apela a todos los tópicos narrativos de su realizador: zooms rápidos, montaje trepidante, una banda de sonido embriagadora y actuaciones de un elenco para el aplauso. Para disfrutar en pantalla grande si o si.