Sigue la gran racha profesional del director Wes Anderson, quien vuelve a brindar otra gran película luego de la excelente Moonrise Kingdom, que me sigue pareciendo su mejor labor de los últimos años.
El gran Hotel Budapest creo que no va a defraudar a ningún seguidor de este realizador y es una película interesante porque es distinta en algunos aspectos a otros trabajos de su filmografía.
En este caso el cineasta presenta una comedia de enredos donde el humor se desarrolla en un contexto más oscuro y violento, algo que no tenía antecedentes en las historias de Anderson.
A traves de una intriga de corte policial la película presenta un catálogo de personajes delirantes dentro de un conflicto que trae varias veces al recuerdo las comedias absurdas de los hermanos Marx, las primeras películas de la Pantera Rosa e inclusive algunos dibujos animados.
Este último punto lo encontramos en el perfil del varios personajes que forman parte de la trama.
La banda de presos que lidera Harvey Keitel, por ejemplo, parece rendirle tributo a Mathew y sus padilleros de Los Autos Locos y el mercenario que encarna Willem Dafoe claramente evoca a Boris Badenov, el criminal ruso de Las aventuras de Rocky y Bullwinkle.
Un aspecto especial de esta película es el enfoque narrativo que escogió Anderson en esta producción.
El director desarrolló la trama como una especie de Mamushka rusa cinematográfica, cuyos distintos argumentos confluyen en narrar el origen y caída del Hotel Budapest con el que están conectados todos los personajes.
Desde la realización esta es por lejos una de las películas más ambiciosas del cineasta quien brinda una puesta en escena especial y diferente para cada periódo de tiempo en el que se desarrolla la trama.
El elaborado trabajo que tiene los distintos escenarios y la fotografía es un festin visual para los ojos. También reaparecen las edificaciones en miniaturas, un elemento que Anderson ya había implementado en Vida acuátíca.
No es un dato menor que El gran Hotel Budapest nos permite disfrutar a Ralph Fiennes en un rol más cómico, algo que no exploró demasiado en su carrera y es una lástima porque es excelente en este género.
En la película sobresale como una de las grandes figuras del reparto junto con Tony Revolori, el joven actor que interpreta a Zero Mustafa, el mejor personaje de la trama.
Wes Anderson es un gran narrador creativo de historias y por esa razón se puede dar el lujo de tener en breves cameos a excelente actores que aceptan tabajar con él para aparecer tal vez en una sola escena.
En su nuevo film estuvieron presentes casi todos los viejos colaboradores de sus películas previas.
Reitero, si te gusta el cine de este director y te conectás con su estilo de humor este es otro gran trabajo de su filmografía que merece ser disfrutado en el cine.