Wes Anderson es, para muchos, un genio incomprendido. Y es que a pesar de todas sus películas, que para la mayoría son obras de arte, pocas tienen el palmarés de otros directores más polémicos y quizá, menos talentosos. Lo cierto es que seguimos esperando con ansias cada proyecto que lleva su firma.
Y el más reciente de ellos, no sólo tiene su sello, sino el de un multitalentoso elenco que, como debe de ser en las buenas películas, no está por encima de la historia. Ralph Fiennes, Saoirse Ronan, Edward Norton, Tilda Swinton, Adrien Brody, Willem Dafoe, Bill Murray, Jude Law... y no terminamos. La historia es simple, un viejo señor Zero narra sus aventuras cuando inició como botones en el renombrado y prestigioso hotel Budapest de la república de Zubrowska, en donde fue aprendiz del mejor anfitrión que jamás haya existido: M. Gustave, y sus desventuras con la herencia de su amante.
Quizá suena una historia simple y nada llamativa. pero como ya lo mencionamos, las historias de Anderson son mágicas. Son simples y nada pretenciosas, que sin quererlo, nos atrapan en su atmósfera, nos hace partícipes. Sufrimos, reímos, lloramos, y nos convertimos no sólo en un espectador, sino en un personaje más. En alguien que desea vivir adentro de esos mundos mágicos.