Todas las guerras que han sacudido al planeta dejaron ciudades enteras devastadas… Pueblos olvidados… Pero lo que la guerra jamás pasa por alto es la necesidad de combatientes. Es por eso que tantos hombres perdieron su vida en crueles enfrentamientos, dejando familias enteras a la deriva. Cualquiera sea el territorio en conflicto, siempre debe haber algún servidor dispuesto a dejar atrás cualquier sueño y cumplir con esa obligación tan valiente para una cuestión tan cobarde como lo es el llegar a levantar armas por disputar y defender un lugar.
En un contexto como este, es la norteamericana una de las sociedades que pasó gran parte de su historia sirviendo al género bélico. O’Hare, California, es quizás un muy pintoresco poblado donde se habita con suma tranquilidad y conservadurismo, pero como les decía, el reclutamiento militar durante la II Guerra Mundial también llegó allí; más específicamente al hogar de los Busbee.
Pepper Busbee es un angelado niño de tan sólo 8 años de edad, cuya mayor preocupación son algunos bravucones del pueblo que se burlan de su baja estatura. Sin embargo, el verdadero mal rato lo pasará cuando su padre y único gran compañero de aventuras deba irse al frente de combate. Lo normal en cualquier casa sería sentarse a esperar y llorar noches enteras rogando que nada malo le pase a ese integrante que se vio forzado a abandonar a su esposa e hijos. Pero “Little Boy” aprendió que la fe puede mover montañas, un mantra que lo condujo a una odisea imposible a los ojos de los demás.
Little Boy Movie Film Trailers Reviews Movieholic Hub
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Por suerte siempre hay adultos que captan perfectamente lo que significa la ilusión de un infante, lo cual los lleva a colaborar en causas que apenas si necesitan límites reales. Y es que la inocencia de alguien como Pepper no puede dañar a nadie, ni aunque el film plantee ciertos paralelismos entre su comportamiento y el hecho de que su papá esté tan lejos de él. La cuestión es que Oliver, noble sacerdote de O’Hare desde antaño, le mete en la cabeza la idea de que si cumple con una lista de requisitos muy cristianos, es posible que el señor Busbee regrese sano y salvo.
Bueno, ya saben cómo son los niños, cualquier ejemplo que uno le dé será literalmente copiado. El blondo de apenas un metro de altura deberá hasta hacerse amigo del único japonés que habita en la zona, dejando de lado el prejuicio del enemigo de guerra.
Pese a sus golpes bajos, El gran pequeño es una película ideal para toda la familia, gracias a sus hermosas enseñanzas y a las sutiles actuaciones de todos sus integrantes. En especial la del protagonista, un nene que jamás pierde las esperanzas. Porque después de todo, vivir esperanzados es una de las cosas que nos ayuda a sobrevivir hasta en los escenarios más hostiles.
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Puede que la cinta presente algún que otro detalle no muy convincente, pero eso pasa más bien por la exquisitez del ojo adulto; para los más peques es más que correcta. De hecho, me quedo con historias sencillas como esta, antes que con algunos de los tanques hollywoodenses que enloquecen las salas más de una vez por año. También me arriesgo a decir que la cinta está grabada un 99% en estudio, con un ambiente controlado que le da ese aspecto teatral (y a la vez ficticio) que tenían los films que veían nuestros padres o abuelos. En fin, corrían los años ’40, y estoy segura de que su director de nacionalidad mexicana, Alejandro Monteverde, buscó lograr ese efecto. Hablando de eso, en el país mariachi fue vista por más de tres millones y medio de espectadores, movidos quizás también por la presencia de tantos actores norteamericanos reconocidos. ¿Un secreto? La leyenda cuenta que todo fue posible gracias a un ínfimo grano de mostaza…