El musical está pensado para el lucimiento del australiano Hugh Jackman -se hizo popular gracias a Wolverine y mostró sus dotes para el género en Los miserables-, quien encarna al legendario Phineas Taylor Barnum -1810-1891-, el empresario circense norteamericano que fundó el "Ringling Bros and Barnum & Bailey Circus", conocido como "el mayor espectáculo en la tierra".
Con una gran reconstrucción de época en la que se ve un incipiente Times Square, el relato despliega su creatividad a través de una historia que centra su atención en los tópicos de la familia, la amistad y los sueños casi imposibles.
El gran showman, del debutante Michael Gracey, muestra a un Barnum derrotado luego de perder su trabajo y su intento por mantener el nivel de vida de su esposa -Michelle Williams- e hijas a partir de la creación de un show circense que reúne a los personajes más disímiles -un enano, la mujer barbuda, trapecistas y elefantes- y que fuera criticado por no ser considerado precisamente un producto artístico.
Desde el comienzo, el musical resulta arrollador desde lo visual con la concepción de sus modernas coreografías y canciones -de los mismos autores de La La Land- que sintetizan la infancia del protagonista e impulsan la acción que también se va alimentando de subtramas románticas: Barnum con la escandalosa foto junto a la cantante de ópera Jenny Lind -Rebecca Ferguson- y Phillip Carlyle -encarnado magníficamente por Zac Efron-, amigo y socio de Barnum, en pleno romance con la artista circense Anne -Zendaya-.
Colorida desde lo visual y con un grupo de artistas que hace frente a los obstáculos que se les presenta, la película aprovecha con acierto el encanto de una época, la visionaria mirada de Barnum y la inclusión de personajes "diferentes" en busca de un objetivo en común: entregar al público lo que éste quiere ver.
Y el filme en cuestión -nominado a 3 premios Globos de Oro que incluyen el de "mejor comedia o musical"- también cumple con las expectativas, hereda el espìritu de Moulin Rouge y se alimenta de situaciones que son bien resueltas en los números musicales. Jackman sabe lo que hace y explota su cuerda al máximo, entregando un gran trabajo que lo potencia dentro de un género que resurge.