Ficha técnica: Título original: The Greatest Showman Dirección: Michael Gracey. Guión: Jenny Bicks, Bill Condon (Historia: Jenny Bicks) Música: Benj Pasek, Justin Paul Intérpretes: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson, Diahann Carroll, Fredric Lehne, Yahya Abdul-Mateen II.
El Gran Showman está inspirada en la atracción circense conocida como “El mayor espectáculo sobre la Tierra” creado por Phineas Taylor Barnum, un pionero emprendedor en el ámbito del entretenimiento.
Nacido en 1810 en Bethel, Connecticut, Barnum sentó con sus ideas y su valentía, las bases del espectáculo moderno con su increíble visión para los negocios, determinación y su deseo de hipnotizar al público con sus espectáculos. Su extraña y única creación, el Museo Americano (1842), fue el prototipo de lo que más tarde se convertiría en el circo tal como lo conocemos hoy en día.
Si de visionarios se trata, la película de Michael Gracey comienza desde el final: vislumbrando un gran juego de luces y sombras, con la puesta en escena de una pista de circo donde se despliega un acto que cautiva y encanta al público, en tanto se prolonga el instante de prestigio, aguardando por un aplauso que nos remonta a la juventud del protagonista, iniciando el camino que lo llevó a la invención del circo.
Mientras se suceden embriagadoras melodías, que elocuentemente coreografiadas hacen un consecutivo in crescendo de instancias sublimes, queda en claro que no todo es una edulcorada visión plagada de cuadros musicales. Toda la película está impregnada de prejuicios: donde ser diferente resultaba un crimen imperdonable, del mismo modo se muestra la división en clases de la sociedad de entonces, en que a pesar del éxito obtenido, los orígenes humildes siempre se consideraban motivo de vergüenza.
El director Michael Gracey, hace de El gran Showman una evidente exaltación de la diversidad, donde las personas especiales encontradas por Barnum, todos esos que la sociedad señala como Freaks, son contratadas como los protagonistas de su circo. Sobrevuela en todo el relato un fuerte grito de lo hermoso, importante y liberador que representa la variedad – no es coincidencia que nunca se use la palabra monstruos para señalar a la mujer barbuda- interpretada por Keala Settle, la indiscutible revelación de la película -, el gigante irlandés, el pequeño general y todos los personajes de un espectáculo tan hermoso como único.
Hugh Jackman y Zack Efron encabezan una historia concebida desde la magia de perseguir los sueños aparentemente imposibles, buscar un lugar en el mundo y la locura de romper con todas las convenciones implícitas. Merece una especial mención el lugar que se le otorga a la crítica especializada, aquella que en ocasiones denigra todo a su alcance siendo incapaz de proponerse disfrutar de una producción por lo que es: pura diversión y alegría.
Hugh Jackman es el alma de la película, hecha a su inmensa medida, la de un artista que la gran mayoría del público solo aprecia en los éxitos de taquilla en los que interpreta a Wolverine, el más popular de los X-Men de Marvel Comics. Jackman tiene una presencia escénica y un carisma perfecto para el musical, y El gran Showman – por encima de Los Miserables – pone de manifiesto toda su calidez y magnitud para el género.
En tanto Zac Efron viene consolidando una carrera en Hollywood lejos del estereotipo del galán de turno, en esta oportunidad sorprende con una primera prueba verdaderamente desafiante en la que sube la apuesta para saca a relucir la madurez adquirida en Hollywood. El gran Showman le reserva a a Efron junto a la joven y muy carismática Zendaya una escena de enorme belleza coreográfica y romanticismo en escena.
Por sobre todas las cosas, cuando la historia de PT Barnum y su grupo de marginados se transforma en música, desata todo el potencial del género musical, una energía avasallante y conmovedora. El gran Showman resulta una gran película que además es una sincera celebración a los valores de la diversidad.
Por Javier Califano