Casi como “La La Land”, pero con canciones aún más largas
Primera advertencia: éste es un musical, es decir, uno de esos films donde la gente canta y baila a cada rato, muy exaltada, unos temas larguísimos. Quien ame el género lo disfrutará. Primero hay que soportar un tema repetido de alguien que ve los colores, pero después viene la compensación. A destacar, "Never Enough" en la voz de Loren Allred y la actuación de Rebeca Ferguson, que hace como que canta. Lindo tema, aunque repite demasiadas veces el último párrafo.
Segunda advertencia: ocultando unos hechos e inventando otros, acá se rinde homenaje a Phineas T. Barnum, prócer del espectáculo norteamericano de variedades más bizarro y ostentoso que pueda verse. El empresario, que empezó bien de abajo, impulsó las ferias y el circo, enfrentó y a veces enlazó el arte elitista con el entretenimiento vergonzante, y al final ("poderoso caballero es Don Dinero") fue aceptado y admirado por la clase alta. Acá además se lo pinta como un avanzado en la inclusión de "los diferentes", lo sean por razones de malformación, de raza, de nivel cultural o nivel social.
La verdad no fue exactamente así (la película es muy libre en varios sentidos), pero la intención está lograda. También el despliegue, la ambientación, la figura de Hugh Jackman y la presencia de Zendaya, que está cada día más linda. No tanto el libreto, que chirria un poco. Los interesados pueden encontrar otras miradas sobre Barnum en películas con Wallace Beery, Burt Lancaster o Beau Bridges. En cambio, no encontrarán el circo, que cerró en mayo de este año, abatido por los defensores de los elefantes amaestrados. Pero esa ya es otra historia.